Si se hace una lectura estrictamente plebiscitaria, la opción soberanista perdió en las elecciones catalanas del domingo porque no obtuvo 50% de los votos, el porcentaje que usualmente se exige para ganar un plebiscito. Pero en términos políticos, se demostró que la opción independentista tiene un respaldo contundente: Juntos por el Sí (Junts pel Sí) y la CUP reunieron 48% de los votos. Además, los partidos que han pedido cambios de algún tipo, que van desde una reforma que otorgue a Cataluña una mayor autonomía hasta un referéndum independentista (los socialistas, Ciudadanos y la coalición Cataluña Sí se Puede) reunieron 40% de los votos. El único partido que proponía que la relación entre España y Cataluña se mantuviera como hasta ahora, el Partido Popular (PP), obtuvo sólo 8,5%.

Las cifras son un llamado directo al gobierno español, que está en manos del PP, y ayer Rajoy se refirió a los resultados. “Nunca tuvieron el respaldo de la ley y ahora tampoco el de la mayoría”, dijo acerca de los soberanistas. “Menos de cuatro de cada diez han apoyado la ruptura” con España, agregó.

Ayer los grupos soberanistas manifestaron que avanzarían en el camino hacia la independencia, y Rajoy advirtió que su gobierno “seguirá velando por que se respete el Estado de derecho, la igualdad de todos los españoles y los derechos y libertades de todos”. El PP ya está listo para presentar recursos ante el Tribunal Constitucional frente a cualquier pronunciamiento del Parlamento catalán que insinúe el camino a la independencia, lo que automáticamente obliga a los catalanes a detener sus acciones. Si incumplen, el Tribunal Constitucional tendrá la potestad de aplicar sanciones, gracias a la reforma que el PP tiene previsto aprobar, con su mayoría parlamentaria, esta misma semana. La reforma parece otra señal de que el gobierno español seguirá acudiendo a los tribunales sin tomar decisiones políticas.

Éste no era el pronunciamiento de Rajoy que buscaban los soberanistas. Ayer el cabeza de lista de Juntos por el Sí, Raül Romeva, le recordó al presidente que después de la victoria de los nacionalistas en Escocia, Reino Unido convocó el referéndum, y que lo mismo sucedió en Quebec.

La organización política que salió fortalecida de los comicios fue CUP, un partido marxista y ecologista que en su nombre (Candidatura de Unidad Popular) hace referencia a la coalición que llevó a Salvador Allende a la Presidencia en Chile. Se formó en 1979 cuando se unieron el Movimiento de Izquierda Nacionalista y el Movimiento de Defensa de la Tierra en una coalición que tiene en sus bases el independentismo, el socialismo y las decisiones colectivas. Sus decisiones internas se toman en asambleas, y reclama una democracia más participativa.

Se presentó por primera vez a las elecciones autonómicas en 2012 (antes había participado en las municipales), y se hizo fuerte tanto por su llamado a la independencia como por su rechazo a los recortes que aplicaban los gobiernos de Madrid y Barcelona. Opositora al gobierno de Mas, la CUP descartó unirse a la coalición independentista Juntos por el Sí, y fue el único partido soberanista que se presentó aparte, bajo su propio lema.

Su líder para estas elecciones, Antonio Baños, ayer parecía cambiar el tono de su discurso del domingo, cuando había dicho: “La legalidad española ha de ser desobedecida. A partir de mañana, sólo nosotros nos mandamos”. En conferencia de prensa, Baños dijo ayer: “No hemos ganado el plebiscito, no hay declaración unilateral de la independencia”. Pero también valoró que los partidos que quieren cambiar la relación entre Cataluña y España son claramente mayoritarios.

Tanto Baños como su número dos, Anna Gabriel, reiteraron que no colaborarán con la investidura de Mas como gobernante catalán. “No vamos a negociar sobre recortadores ni sobre corruptos”, dijo Gabriel, pero agregó que si Juntos por el Sí, la alianza más votada, “encuentra a alguien que no sea así, que lo proponga”. Por su parte, Baños dijo que “es injusto” para quienes apoyaron la independencia “hablar sólo de si Mas tiene que ser el presidente”.

Juntos por el Sí no cuenta con los 68 votos necesarios para investir como presidente a Mas en la primera votación en el Parlamento. Con sus 62 escaños necesita que algún otro grupo sume sus votos, o que no haya una mayoría en contra para la investidura en segunda votación. En cualquiera de los dos escenarios la CUP es clave: ya sea porque cambie de idea y decida respaldar a Mas o porque opte por abstenerse en la segunda votación.

Mas le reclamó a la CUP que se haga cargo de la “responsabilidad compartida”. Su partido, Convergència Democràtica de Cataluña, considera que él es el candidato y que se llegará a un entendimiento con la CUP. El todavía presidente catalán dijo que el objetivo es “la independencia de Cataluña” y que para conseguirla se formará “un gobierno de amplio espectro”, por lo cual no sólo hablará con la CUP sino también con la formación liderada por Podemos, Cataluña Sí se Puede (Catalunya Sí que es Pot).