En la última semana fueron intoxicadas 600 estudiantes mujeres en distintos colegios cercanos a la ciudad de Herat, en el oeste de Afganistán. El lunes de la semana pasada fueron intoxicadas 126 alumnas y profesoras del colegio femenino Habib Mustafa; dos días después, en el mismo centro educativo, fueron intoxicadas 60 alumnas, y el jueves se produjo el tercer caso, en el que 130 estudiantes mostraron señales de intoxicación. Ayer fueron 390 las alumnas que mostraron signos de intoxicación, de las cuales 250 fueron hospitalizadas, todas ellas estudiantes de los colegios Naween Sufli y Khawaja Abul Waild, de una localidad cercana a Herat.

Todas las víctimas tenían entre siete y 17 años, estudiaban en centros educativos femeninos y fueron hospitalizadas con vómitos, mareos y dolores de cabeza. Los casos de intoxicación en centros educativos femeninos son habituales en Afganistán y se los suele atribuir al Talibán, movimiento islamista radical que se opone a la educación de las mujeres y que incluso la prohibió mientras estuvo en el poder, entre 1996 y 2001. Sin embargo, estos ataques no suelen ser reivindicados por nadie, y en estos últimos días portavoces del Talibán han declarado que no son responsables por ellos. A su vez, dirigentes del Talibán han dicho que si llegan al gobierno permitirán que las mujeres estudien.

El portavoz de la Policía de Herat, Abdul Raouf Ahmadi, dijo a la agencia de noticias Efe que todavía no está claro quién estuvo detrás de los envenenamientos, y que todo parece indicar que se produjeron por un gas tóxico que habría sido rociado en las aulas minutos antes del comienzo de las clases. El vocero de la Secretaría de Educación de Herat, Kabir Hagmal, dijo a la agencia afgana de noticias Pajhwok que estos casos están siendo “seriamente investigados” y que el gobierno local está trabajando para evitar que se extienda el pánico entre las estudiantes.

El portavoz del gobierno local de Herat, Ehsanullah Hayat, dijo a Efe que se está trabajando “en un nuevo plan de seguridad para las escuelas”, en especial las femeninas, para evitar que se repitan casos como éstos.

Estos ataques ocurren mientras la educación femenina está en crecimiento en Afganistán. Cada año se inscriben más mujeres en colegios, liceos y universidades, y tanto el gobierno afgano como la comunidad internacional han dispuesto diversos programas para fomentar el estudio en las mujeres. Entre 2001 y 2011 el número de niñas afganas que accedieron a las escuelas creció de 5.000 a 2,7 millones.