En el discurso previo a la celebración de la Diada, el día nacional de Cataluña, el presidente catalán, Artur Mas, aprovechó para recordar el carácter de referéndum que tendrán las elecciones del 27 de setiembre. Si en esa votación obtienen la mayoría los partidos y sectores soberanistas, se dispondrán a buscar la independencia.

Mas recordó que estas elecciones fueron convocadas después de que el gobierno de España recurriera a la Justicia y lograra frenar un referéndum sobre el derecho a decidir. El Ejecutivo español argumentó que los gobiernos autonómicos no pueden hacer ese tipo de convocatorias. “Nos queda el único instrumento que no nos pueden prohibir: unas elecciones al Parlamento de Cataluña”, dijo Mas.

El último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas concluye que las listas soberanistas lograrán sus objetivos, ya que según su intención de voto (44%) obtendrían 68 o 69 escaños, más de la mitad del Parlamento de 135 miembros. Juntos por el Sí, la lista integrada por Convergència Democràtica de Catalunya (el partido de Mas), Esquerra Republicana y varias organizaciones civiles independentistas, obtendría entre 60 y 61 escaños. La otra lista independentista, la que presenta el partido Candidatura de Unidad Popular (CUP), lograría ocho.

Se da por sentado que las dos listas alcanzarán un acuerdo para gobernar si reúnen una mayoría de ese tipo, pero antes deberán saldar algunas diferencias referentes a la independencia. La hoja de ruta propuesta por el gobierno catalán (a la que se plegaron las otras fuerzas que integran Juntos por el Sí) dice que ante una victoria soberanista iniciará una negociación con España y, si ésta no da resultados, declarará la independencia unilateralmente al cabo de 18 meses. La CUP, en cambio, insta a declarar la independencia al día siguiente de las elecciones y a “romper con la legalidad española”.

Hoy se larga la campaña electoral y los partidos que están presentes en toda España, como el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ya anunciaron que sus líderes la encararán como si se tratara de las elecciones nacionales. Sin embargo, a diferencia de lo que pasó en Escocia, los partidos nacionales no se unieron para hacer campaña y pedirles a los catalanes que se queden en España, sino que se han sumido en acusaciones cruzadas. Las representaciones catalanas del PP y del PSOE -el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC)- se acusan mutuamente de haber colaborado con la situación actual. El PP ha calificado al PSC de dubitativo y débil, mientras que el PSC ha acusado al gobierno español, del PP, de haberles cerrado a los catalanes las puertas del diálogo. El PP se presenta como el garante de la unidad de España, mientras que el PSC aboga por el derecho a decidir negociado con Madrid.

Mientras tanto, pululan las organizaciones civiles de ciudadanos, empresarios, abogados y hasta obreros que se crean para apoyar a una Cataluña española. Buscan combatir el discurso del movimiento independentista, que tras años de movilizaciones parece tener más fuerza y que, según los anuncios, será el único que se manifieste hoy de forma masiva, ya que varias organizaciones españolistas anunciaron que no participarán hoy en las manifestaciones porque interpretan que la Diada se convirtió en un acto electoral.