Ayer fue el entierro de Cristian Soares Andrade, un adolescente de 13 años que murió el martes durante una operación policial en la favela de Manguinhos, en el norte de Río de Janeiro. Antes y después del entierro hubo manifestaciones por la muerte de Cristian, que según vecinos y familiares estaba jugando al fútbol cuando recibió un disparo de la Policía.

El martes de tarde se realizó en Manguinhos un operativo policial para buscar y capturar a cuatro sospechosos de haber asesinado, en abril, a un policía militar que integraba la Unidad de Policía Pacificadora que está instalada en esa favela desde 2012. Los funcionarios que participaban en el operativo aseguraron que comenzaron a recibir disparos cuando entraron a la favela y que Cristian quedó en el fuego cruzado. “Estamos intentando entender qué pasó, pero por ahora no podemos decir si el disparo [que lo mató] partió de los policías militares o de los traficantes”, dijo en conferencia de prensa el director de la División de Homicidios de Río de Janeiro, Rivaldo Barbosa. La División de Homicidios participó en el operativo policial (junto a la Coordinadora de Operaciones Especiales de la Policía Civil y a la Policía Militar de Río de Janeiro) y a su vez será la que investigue la muerte de Cristian. Ayer de mañana ya declararon varios policías civiles y representantes de los habitantes de la favela.

La Policía dijo públicamente que Cristian tenía cuatro antecedentes por robo. Pero familiares, amigos y vecinos negaron que existan esos antecedentes y dijeron que era un chico estudioso que participaba en distintos proyectos sociales en la favela. Además, aseguran que la Policía entró en la favela disparando en forma indiscriminada, y que así baleó a Cristian. Esta versión fue respaldada por la organización civil Foro Social de Manguinhos.

Amnistía Internacional también se pronunció ayer sobre esta muerte, y aunque no se refirió a ninguna de las versiones, dijo que la Policía de Río de Janeiro tiene “la táctica de disparar primero y preguntar después”, en una “lógica de guerra”.

Después de la muerte de Cristian, los habitantes de Manguinhos se movilizaron espontáneamente en reclamo de justicia y llamaron “asesinos” a los policías. Los manifestantes cortaron la circulación de una de las principales avenidas de Río -que ingresa en la favela- con contenedores y llantas quemadas.