Las mujeres musulmanas que ingresen a Reino Unido tendrán dos años para aprobar un examen de inglés y, si no lo logran, serán deportadas. Además, el gobierno británico se dispone a prohibir en instituciones públicas el uso de la burka, el velo islámico que cubre todo menos los ojos. El primer ministro británico, David Cameron, dio a conocer la creación de un programa de 26 millones de euros para enseñarles inglés a las mujeres musulmanas en centros comunitarios y escuelas. Además, anunció que se hará una revisión del papel que tienen en Reino Unido los consejos religiosos musulmanes y los tribunales de la ley islámica, que contribuyen al “control dañino” de los hombres sobre las mujeres. Cameron dijo que si las mujeres no mejoran su nivel de inglés viviendo en Reino Unido es porque los hombres las mantienen “confinadas” en sus casas, algo que “no es aceptable”. Agregó que con estas medidas busca integrar a las mujeres musulmanas, y evitar que su segregación las deje más vulnerables al reclutamiento por parte del extremismo islámico.

Los planes del gobierno fueron criticados por el opositor Partido Laborista y por una ex ministra de Cameron, la musulmana Sayeeda Warsi, quien se preguntó por qué sólo deberían ser las mujeres musulmanas las que tengan la oportunidad de aprender inglés. Desde el laborismo se advirtió que las medidas de Cameron van a radicalizar a los musulmanes en lugar de mejorar su integración en Reino Unido.