EL NÚMERO de denuncias de ataques contra mujeres en la víspera de Año Nuevo en la ciudad alemana de Colonia aumentó en cinco días de 90 a 516, según cifras de la Policía de esa ciudad. De estas denuncias, 40% refieren a agresiones sexuales, incluidas dos violaciones. En otra ciudad, Hamburgo, la Policía recibió 133 denuncias.

Las autoridades alemanas todavía no resolvieron si se trató de ataques organizados o no. El ministro de Justicia, Heiko Maas, insistió en que los agresores se organizaron de alguna forma. “Cuando una horda de ese tamaño se reúne para cometer actos delictivos, todo apunta a que estaba planificado. Nadie puede convencerme de lo contrario”, dijo al diario alemán Bild. Además, dijo que el gobierno “sospecha” que el día en que ocurrieron los ataques no se eligió al azar, que “se buscó una fecha concreta”. Sin embargo, la Policía de Colonia manifestó que no hay pruebas suficientes como para hablar de una acción coordinada.

El gobierno de Renania del Norte-Westfalia, el estado federado al que pertenece Colonia, cuestionó a la Policía de esa ciudad. De hecho, el mismísimo ministro del Interior regional, Ralf Jäger, acusó a la Policía -dependiente de su departamento- de haber rechazado los refuerzos que le ofrecieron aquella noche y cuestionó al jefe policial por haber ocultado en los primeros días del escándalo la procedencia de los agresores. Unas horas después, Jäger lo destituyó.

Tomando como guía los testimonios de las denunciantes, las investigaciones se centran en personas “provenientes principalmente de países del norte de África” que viven “ilegalmente” en Alemania o que se encuentran en “busca de asilo”, de acuerdo con un comunicado de la Policía de Colonia. Este dato reavivó el debate en Alemania sobre su política de puertas abiertas a los inmigrantes y refugiados, e impulsó la acción de distintos grupos radicales contra todos los extranjeros.

El sábado, Merkel presentó en una conferencia de prensa una lista de medidas que horas antes confeccionó junto con su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU, por sus siglas en alemán), para responder a las agresiones y “endurecer” las penas para los refugiados que cometen delitos. En el texto, la CDU propuso retirar el derecho de asilo a los refugiados condenados tanto a prisión como a libertad condicional, y reducir los obstáculos a la deportación de extranjeros que cometan infracciones. Según la ley alemana, quienes solicitan asilo son deportados sólo si fueron condenados a un mínimo de tres años de prisión y si su vida no corre peligro en su país de origen.

El documento de la CDU, que necesita la aprobación de su aliado en la coalición de gobierno, el Partido Socialdemócrata, plantea también endurecer las penas para los delitos sexuales y castigar penalmente algunos comportamientos como el acoso sexual. Para Merkel, lo que pasó en Colonia reveló que las leyes vigentes en Alemania son “insuficientes” y generan “inseguridad”. De todas formas, el portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, exhortó a que no se generalice la situación de los extranjeros ya que, explicó, hay muchos refugiados en Alemania que se comportan “pacíficamente” y que también merecen “ser protegidos”.

Pero no es lo que sostienen los casi 2.000 manifestantes que el sábado, convocados por el movimiento de ultraderecha Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente, reivindicaron en Colonia la expulsión inmediata de los extranjeros de su país. La marcha terminó cuando la Policía respondió con cañones de agua al lanzamiento de botellas y bombas de estruendo por parte de los manifestantes.

La tensión en la ciudad alemana aumentó cuando el domingo hubo dos ataques, supuestamente coordinados mediante redes sociales, con el objetivo de atentar contra “personas no alemanas” como “respuesta” a las agresiones a las mujeres. Seis paquistaníes fueron atacados por un grupo de 20 personas y un sirio fue agredido por otro grupo de cinco cerca de la estación central de tren. El ministro Maas llamó a “no dejar el campo libre a incendiarios extremistas” y advirtió sobre los “intentos de los neonazis y otros grupos de ultraderecha” de aprovecharse e “instrumentalizar” lo sucedido en fin de año para “desatar su odio racial”.

Los ataques masivos que sufrieron las mujeres en Colonia fueron un detonador para que saliera a la luz que en Suecia se abrió una investigación por una serie de agresiones sexuales, en algunos casos a adolescentes de 11 y 12 años, por parte de un grupo de jóvenes inmigrantes en un festival de música en Estocolmo, en agosto, que la Policía ocultó. El caso fue revelado por el diario Dagens Nyheter, que informó que los sospechosos eran cerca de 50 refugiados que habían llegado de Afganistán.