La última etapa de los diálogos de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) comenzó ayer en La Habana con diferencias marcadas entre las partes. Mientras el Ejecutivo colombiano insiste en la necesidad de acelerar la firma de un acuerdo final, la guerrilla considera difícil que se llegue a ese punto en la fecha límite que se había establecido. Uno de los integrantes de las FARC, Joaquín Gómez, dijo ayer a periodistas: “Estamos haciendo hasta lo imposible, pero hay causas objetivas que seguramente van a impedir que eso se dé el 23 de marzo”.
Según informó la agencia de noticias Efe, el vocero afirmó que existen “escollos tan importantes como es el esclarecimiento y desmantelamiento del paramilitarismo”. Y hablando de demoras, dijo también que todavía no se cumplió el compromiso del gobierno de indultar a unos 30 guerrilleros presos. Antes que él, el jefe negociador de las FARC, Iván Márquez, dijo en Twitter que es una “ingenuidad ligera” insistir con esa fecha del 23 de marzo.