Joaquín el Chapo Guzmán volvió a la cárcel El Altiplano, en la que estaba preso hace seis meses, cuando su escape dejó muy mal paradas a las autoridades mexicanas. Pero la celda en la que se encuentra ahora es muy distinta de la que le permitió escapar: cuenta con acero debajo del piso, una cerradura electrónica, cámaras y soldados vigilando durante todo el día. De todos modos, el Chapo no permanecerá mucho tiempo allí. La Fiscalía mexicana anunció que ya comenzó el proceso legal para extraditarlo a Estados Unidos, donde es acusado de decenas de cargos en media docena de estados.
El narcotraficante fue capturado el viernes en un operativo de las fuerzas de seguridad mexicanas y así terminó su segunda fuga de la cárcel. “Misión cumplida: Lo tenemos”. Con esas palabras el presidente de México, Enrique Peña Nieto, anunció en Twitter que un operativo de la Marina logró el objetivo que desde julio desvelaba a las autoridades mexicanas. Más tarde, Peña Nieto emitió un mensaje televisado al país en el que aseguró que atrapar al Chapo fue “un logro en favor del Estado de derecho” y “una acción contra la impunidad”, que demuestra que “con unidad” cualquier cosa es posible para los mexicanos.
Desde julio, soldados, policías y agentes de inteligencia mexicanos mantenían un enorme dispositivo de búsqueda y captura del Chapo, quien en varias oportunidades se había escapado a último momento cuando parecía que no tenía ninguna salida. El viernes no fue así. El narcotraficante más buscado fue objeto de una persecución cinematográfica, que incluyó un escape por la red de alcantarillas y saltos de una azotea a la otra, y que terminó en un motel en las afueras de la localidad de Los Moches, en su Sinaloa natal.
El operativo, en el que murieron cinco colaboradores del Chapo y un sexto fue detenido, se concentró en esa zona después de que un ciudadano denunciara que en una casa había “personas armadas”.
Junto al Chapo fue detenido Jorge Iván Gastelum, el Cholo Iván, un jefe de sicarios del cártel de Sinaloa que se había convertido en el jefe de la guardia personal del narcotraficante.
La procuradora general de México, Arely Gómez González, contó que la detención del Chapo fue posible gracias a que éste inició gestiones desde la clandestinidad para que se realizara una película sobre su vida, por lo que sus abogados se contactaron con actrices y productores. Uno de los hechos que dejaron pistas fue la entrevista que en este contexto le hizo el actor Sean Penn al Chapo en un lugar “montañoso y selvático”. El narcotraficante contó su vida y reconoció que suministra “más heroína, cocaína y marihuana que nadie en el mundo” en esa entrevista que fue publicada en la edición de la revista Rolling Stone que salió a la venta ayer. Si bien México y Estados Unidos tienen pruebas de la actividad del Chapo, es la primera vez que él hace un reconocimiento público de este tipo.
Por esa entrevista, la Fiscalía de México ahora investiga a Penn y a la actriz Kate del Castillo, que también participó en las gestiones para entrevistar a Guzmán, para determinar si cometieron el delito de encubrimiento.
En otra reacción a la captura del Chapo, la cuenta de Twitter atribuida a su hijo, Iván Archivaldo Guzmán, advirtió a las autoridades: “No saben ni lo que hicieron ni en qué broncas se metieron”.