La líder independentista del opositor Partido Progresista Democrático de Taiwán, Tsai Ing-wen, ganó el sábado las elecciones presidenciales con 56,2% de los votos, y derrotó así a su rival oficialista Eric Chu, del partido Kuomintang, que tuvo el apoyo de 31% de los ciudadanos. Tras el anuncio de su victoria, Tsai se comprometió a mantener relaciones “consistentes, predecibles y sostenibles” con China, aunque sin dejar de “proteger la soberanía” de la isla, que funciona de manera autónoma desde 1949. En esta materia, Tsai y su partido defienden el “mantenimiento del actual statu quo” y de la “paz y estabilidad en el estrecho de Formosa”, pero no aceptan el llamado “Consenso de 1992”, que establece una sola China con “dos interpretaciones”.

El sábado, Tsai prometió mantener la “comunicación” con Pekín y gobernar “sin provocación”, “sin sorpresas” y “en sintonía” con los taiwaneses. En su plan de gobierno, Tsai aboga por una mayor participación popular y promueve la diversificación de la economía, el bienestar social y un reparto más igualitario de la riqueza.