“Estados Unidos y sus amigos y aliados en Medio Oriente, y en todo el mundo, están más seguros porque la amenaza de una bomba nuclear se ha reducido”, dijo en Viena el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, después de confirmar que entraba en vigor el Plan de Acción Conjunto y Completo, el acuerdo firmado hace seis meses, que entre otras cosas evita que Irán pueda desarrollar armas atómicas, al tiempo que elimina las sanciones que pesaban contra su economía.

En una conferencia de prensa realizada el mismo sábado, Kerry aseguró que “cada una de las vías hacia una bomba nuclear” fueron “cerradas de forma verificable”, y la responsable de política exterior de la UE, Federica Mogherini, confirmó que se levantaban “todas las sanciones europeas”. El pacto se alcanzó porque Irán cumplió con los requisitos exigidos para reducir su plan nuclear, entre ellos, la medida de “desmantelar su capacidad técnica” para fabricar combustible nuclear o aprobar un régimen de inspecciones mucho más estricto que vele por el correcto cumplimiento del programa atómico.

Kerry defendió “la diplomacia” como “primera opción” para resolver los conflictos y consideró que la guerra sólo debe ser el último recurso, y no fue el único. En un comunicado conjunto, Mogherini y el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif, señalaron que la resolución de este acuerdo “demuestra que con voluntad política y a través de la diplomacia multilateral se pueden resolver los asuntos más difíciles”. A cambio de las medidas adoptadas por Irán, Estados Unidos y la UE levantaron las sanciones que afectan a la economía iraní desde la década del 80. Esto significa el fin del embargo al petróleo iraní -la principal fuente de divisas para el país-, el acceso a los miles de millones de dólares (aproximadamente 100.000 millones, según publicó la agencia de noticias Efe) que estaban congelados en cuentas extranjeras y la eliminación de las restricciones bancarias y de seguros a las que se enfrentaban sus casi 80 millones de habitantes.

Ayer, el presidente estadounidense, Barack Obama, dijo que haber prevenido que Irán “obtenga un arma nuclear” es “un hito”. Sin embargo, insistió en que el pacto no resolvió las “profundas diferencias” que “persisten” entre Washington y Teherán en asuntos como los conflictos en Medio Oriente o la posición sobre Israel. De hecho, la Casa Blanca aclaró que mantiene las sanciones relacionadas con “el apoyo de Irán al terrorismo, los abusos de derechos humanos y actividades de misiles”, y el Departamento del Tesoro anunció la imposición de sanciones a 11 compañías e individuos por proporcionar materiales para el programa de misiles balísticos iraní.

Del otro lado, el presidente de Irán, Hasan Rohani, dijo que el acuerdo nuclear “abre un nuevo capítulo” en la historia de su país y marca un momento decisivo para su economía. En un comunicado publicado ayer, Rohani afirmó que el pacto es “el resultado de la resistencia, la determinación y la sabiduría de una nación que se opone a la guerra y la violencia y que ha elegido el camino de la lógica y la negociación”, que “no daña a nadie”, y agregó que “nadie debería preocuparse” por su aprobación. Dijo que “todo el mundo está contento” con la aplicación del acuerdo, “excepto los sionistas, los que buscan dividir al mundo islámico y un pequeño grupo de extremistas en Estados Unidos”.

Para el gobierno de Israel, el acuerdo que empezó a regir el sábado no hace más que ayudar a Irán a “financiar el terrorismo”. El primer ministro isrelí, Benjamin Netanyahu, afirmó: “Lo que está claro es que ahora Irán tendrá más recursos para destinar al terrorismo y a sus agresiones en la región y alrededor del mundo”. También dijo que, si no fuera por los “esfuerzos para abanderar las sanciones y hacer fracasar el programa nuclear iraní” que realizó su país, “Irán ya tendría armas nucleares desde hace tiempo”.

De ahora en más, la Agencia Internacional de Energía Atómica será la encargada de verificar que Irán cumpla el acuerdo y que sus esfuerzos nucleares se limiten a “objetivos energéticos y científicos”, como prometió su gobierno.

Los tuyos por los míos

En lo que parece ser el puntapié inicial para un “descongelamiento” de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos e Irán, se concretó el sábado -un rato antes de anunciar la puesta en marcha del acuerdo nuclear- un intercambio de prisioneros entre ambos países. Irán excarceló a cuatro ciudadanos estadounidenses a cambio de siete iraníes que se encontraban detenidos en Estados Unidos, según anunciaron los medios oficiales iraníes y el gobierno de Washington. Entre los liberados por Irán se encuentra el periodista del diario estadounidense The Washington Post Jason Rezaian, condenado por espionaje hace 18 meses. Además, Teherán liberó a un quinto estadounidense, por fuera del canje, y Washington retiró los cargos formulados contra 14 ciudadanos iraníes. Al respecto, Obama se limitó a decir: “Cuando se libera a estadounidenses y regresan con sus familias, hay que celebrar”.