Aunque el oficialismo siguió la campaña como si nada hubiera pasado, la decisión ya era previsible el martes, cuando el opositor Jude Célestin renunció a su candidatura. El viernes, el CEP anunció finalmente que el balotaje se suspendía, hasta nuevo aviso, por “razones de seguridad”, según explicó el presidente de la autoridad electoral, Pierre Opont, en una conferencia de prensa. Estas razones, aclaró, tienen que ver con la situación de “caos y violencia” que se vive en las principales calles del país, y con las amenazas de muerte que recibieron varios miembros, según denunciaron. Además, el candidato oficialista Jovenel Moïse quedó solo en carrera y la oposición se negó a competir en lo que Célestin calificó de “farsa”.
Opont también dijo que el CEP intentó en vano acordar una nueva fecha de votación con Célestin. A pesar de que la prensa repitió la pregunta, Opont no dio pistas sobre la fecha en que podrían concretarse las elecciones, que originalmente se habían fijado para el 27 de diciembre de 2015. Lo que es seguro es que el calendario electoral establece que Martelly tiene que dejar el cargo el 7 de febrero. No está claro qué pasaría si la situación no se resolviera antes de esa fecha.
En tanto, la protesta callejera se radicalizó. Las movilizaciones, que comenzaron el lunes 18 con el objetivo de frenar unas elecciones “manipuladas”, se transformaron tras el anuncio de Opont en una manifestación contra Martelly y el CEP. Las escenas más violentas se registraron en la capital haitiana, Puerto Príncipe, donde los manifestantes quemaron varios autos y neumáticos y saquearon distintos comercios, según reportó la agencia de noticias Efe. Las manifestaciones violentas llevaron a fuertes enfrentamientos con la Policía, que intentó controlar la situación con disparos al aire y gases lacrimógenos. Varios manifestantes que se defendían tirando piedras sufrieron heridas. Durante la semana, además, las protestas terminaron con varias oficinas electorales de todo el país prendidas fuego.
En la tarde del sábado se renovó la manifestación en el centro de Puerto Príncipe. Allí los líderes opositores, junto a 1.000 manifestantes, exigieron la renuncia inmediata de Martelly. “Nosotros no podemos esperar hasta el 7 de febrero, Martelly debe irse”, dijo Assad Volcy, el secretario de la plataforma de izquierda Pitit Dessalines. Ese día, las protestas estuvieron custodiadas por la Policía Nacional Haitiana y un grupo de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití.
La oposición anunció que las protestas continuarán hasta lograr la renuncia del presidente y también de los miembros del CEP, acusados de favorecer las posturas del gobierno. Esta entidad atraviesa un período de inestabilidad e incertidumbre por la renuncia de cinco de sus nueve miembros y la suspensión de otro, sospechoso de haber aceptado un soborno. Con sólo tres integrantes operativos, el CEP está inhabilitado de dar validez a los resultados de una eventual elección.
Desde afuera
La misión de observación electoral de la Organización de los Estados Americanos en Haití convocó el sábado a “participar en un diálogo consensuado y constructivo para superar la actual crisis política” y pidió que se “complete el proceso electoral” suspendido el viernes. También condenó “enérgicamente” los actos de violencia registrados.
Un rato antes, la alta representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Federica Mogherini, llamó a la “contención” para evitar que crezca la violencia, e instó a conformar un “nuevo calendario electoral” con el objetivo de “garantizar el orden constitucional y la continuidad del Estado” y de permitir a los haitianos “ejercer plenamente sus derechos políticos”.