Reunidos en Kigali, Ruanda, casi 200 países firmaron un acuerdo vinculante, dirigido a eliminar gradualmente los hidrofluorocarbonos. Estos gases, conocidos por su sigla HFC, son utilizados en equipos de aire acondicionado, sistemas de refrigeración y desodorantes. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), son uno de los mayores generadores del efecto invernadero, porque “atrapan” miles de veces más calor que el dióxido de carbono y permanecen por más tiempo en la atmósfera.

El acuerdo consiste en incorporar al HFC en el Protocolo de Montreal, firmado en 1987. Ese fue el primer tratado ambiental que estableció responsabilidades para todos los países, aunque con distintos plazos, para eliminar el uso de sustancias que dañan la capa de ozono. Las negociaciones para enmendar el Protocolo de Montreal eran consideradas las más importantes desde el Acuerdo de París, alcanzado el año pasado.

El documento firmado el sábado divide a los países en tres grupos que tienen distintos plazos para reducir, hasta erradicar, el uso de HFC. El primer grupo está conformado por los países más desarrollados -incluye a Estados Unidos y a varios integrantes de la Unión Europea- y deberá comenzar la reducción de estos gases en 2019, con un recorte de 10% con respecto al período comprendido entre 2011 y 2013. Este grupo, que es el que tiene metas más ambiciosas, deberá llegar a una reducción de 85% en 2036.

El segundo grupo, integrado por China y más de 100 países en desarrollo -entre ellos los de América Latina-, comenzará su reducción en 2024. Para 2029 deberá hacer una disminución de 10% con respecto al período 2020-2022 y para 2045 esta deberá ser de 80%.

El tercer grupo está conformado por otros países en desarrollo -los del Golfo Pérsico, India, Pakistán, Irán e Irak, entre otros- y deberá hacer su primer recorte de 10% en 2032 con respecto al período comprendido entre 2024 y 2026. Para 2047 la reducción deberá ser de 85%. Este tercer grupo logró una mayor postergación con el argumento de que tiene climas más calurosos y áridos que otros países, un contexto que hace más necesarios los actuales sistemas de refrigeración. En el caso de los dos grupos de países en desarrollo se consideró que allí está en pleno crecimiento la clase media, que es la que mayoritariamente utiliza productos con HFC.

La postergación de las restricciones busca darles tiempo a las industrias y el mercado para que se adapten a este cambio, pero esto podría suceder antes de lo establecido en el acuerdo, dijo Durwood Zaelke, presidente del Instituto para la Gobernación y el Desarrollo Sostenible, que acompaña el Protocolo de Montreal desde 1987. Por esto se espera que para 2040 todos los países que firmaron el acuerdo hayan reducido a 20% su consumo de gases HFC en comparación con los niveles actuales.

El acuerdo permite contar con “un poco más de tiempo para conseguir una economía global baja en carbón y para proteger a las personas más vulnerables”, dijo a la BBC Benson Ireri, consejero de la organización civil británica Christian Aid.

El presidente estadounidense, Barack Obama, y el comisario europeo de Acción por el Clima, Miguel Arias Cañete, celebraron el acuerdo, al igual que otros gobernantes y jerarcas. En todos los casos se considera que el pacto es un avance significativo y un paso concreto que va en la misma dirección del Acuerdo de París. La oficina de Cañete emitió un comunicado en el que aplaude el convenio y dice que su impacto será igual que el que tendría que dejaran de circular 500 millones de autos o que se cerrara la mitad de las fábricas chinas que funcionan a base en carbón. Por su parte, el PNUMA informó que este acuerdo reduce 0,5 grados el aumento de la temperatura previsto para el fin de este siglo.

También organizaciones internacionales defensoras del medioambiente celebraron la noticia. Greenpeace lo consideró “un paso más en la lucha para mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo de 1,5 grados”, aunque criticó los plazos establecidos. “Los HFC son los gases de efecto invernadero que más han aumentado en los últimos años, y la amenaza creciente que plantean exige que su eliminación sea mucho más rápida de lo previsto”, manifestó la organización en un comunicado, en el que también califica de “decepcionante” que en 2047 se vayan a seguir emitiendo estos gases.