“Soy un administrador, no soy un político”, fue uno de los eslóganes de campaña de João Dória, que el 1º de enero asumirá como alcalde de San Pablo, después de ganar las elecciones municipales del domingo en primera vuelta con 53% de los votos. Durante la campaña electoral Dória hizo hincapié en que su imagen está más asociada al mundo empresarial y televisivo que al político, y se benefició del desgaste de la clase política brasileña, que ha aumentado desde que se investiga la red de corrupción en Petrobras. Sus contrincantes tuvieron presente este aspecto del candidato y antes de las elecciones destacaban su falta de experiencia política y su mirada sobre la ciudad como si fuera una empresa.
Otras pistas para explicar su rotunda victoria están en que Dória era un desconocido para la mitad de la población hace apenas dos meses, según una encuesta de Datafolha, por lo cual el rechazo a su figura era muy bajo. Esto es relevante especialmente si se lo compara con sus competidores en las elecciones paulistas, que eran dirigentes conocidos y tenían altos índices de rechazo, como el alcalde Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, o la senadora Marta Suplicy, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño.
Si bien Dória no pertenecía a la clase política partidaria, desde hace mucho tiempo opera políticamente en beneficio del sector empresarial paulista como presidente de Líderes Empresariales (Lide). Esta organización privada se presenta en su página web como una asociación de empresarios que “debate el fortalecimiento de la libre iniciativa en el desarrollo económico y social, así como la defensa de los principios éticos de la gobernanza corporativa en el sector público y el privado”. Lide organiza foros sobre emprendedurismo, marketing, agronegocio, consumo en shoppings e inversión, entre otros temas, y a la organización pueden integrarse las empresas brasileñas y multinacionales que tengan una facturación anual superior a los 62 millones de dólares anuales.
El futuro alcalde de San Pablo lidera el Grupo Dória, un conglomerado de ocho empresas que se dedica a varias áreas, entre ellas la administración de bienes, la comunicación y el marketing. Durante la campaña Dória traspasó la gestión de su empresa a su hijo, que tiene 22 años. Ante el Tribunal Supremo Electoral Dória declaró un patrimonio que supera los 55 millones de dólares, de los cuales destinó 900.000 a donaciones para su propia campaña.
Su nombre apareció en los Panama Papers, entre otros cientos de personalidades que tienen cuentas offshore. El empresario incluyó en sus declaraciones de bienes este año a la firma Pavilion Development, comprada en 1998 y valuada en unos 50.000 dólares, pero no se sabe si la declaró antes porque esos datos son confidenciales. Sin embargo, excluyó un apartamento que compró mediante esa firma en Miami por 231.000 dólares. Cuando periodistas le preguntaron al respecto, su abogado, Nelson Wilians, dijo que el apartamento está a nombre de la empresa y no de Dória, por lo cual no tiene por qué declararlo.
Consultado por sus intenciones al involucrarse en la política partidaria, Dória dijo que busca gestionar San Pablo para que la ciudad reciba un nuevo impulso, y que lo hará aprovechando la fuerza del sector privado, al cual pertenece. Agregó que el hecho de que un empresario asuma el poder en la ciudad permitirá que lo público y lo privado tengan una articulación mayor, algo que considera positivo. Entrevistado en 2007 por la página de noticias argentina MDZ Online, dijo que cree en “la democracia pura, absoluta, con protección al mercado y a la propiedad privada”.
Cuando los contendientes de Dória notaron que era una amenaza a enfrentar durante la campaña, comenzaron a dar a conocer denuncias en su contra. Por ejemplo, se reveló que desde hacía 20 años utilizaba como propio un terreno público aledaño a una mansión que tiene en Campos do Jordão, en el interior de San Pablo. La Justicia lo obligó a devolverlo a fines de setiembre, pero la devolución todavía no se efectivizó.
El diario Folha de São Paulo dio a conocer que las revistas editadas por el Grupo Dória recibieron publicidad oficial del gobierno de Geraldo Alckmin en San Pablo por 410.000 dólares. El gobierno paulista argumentó que esas compras fueron realizadas por medio de agencias de publicidad y que no fueron gestionadas por el gobernador, que respaldó la candidatura de Dória. Además, el diario reveló que todos los gobiernos estaduales del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), por el cual se presentó a las elecciones, firmaron contrato con sus diversas empresas por más de tres millones de dólares. También se recordó que en 2006 Dória fue obligado por la Justicia a sacar de una plaza que gestionaba una de sus empresas una estatua que había sido hecha por su esposa, la artista plástica Beatriz Maria Bettanin, conocida como Bia Dória, porque había sido colocada sin convocar a un llamado abierto.
También se mencionó como una crítica a Dória que en 2005 convocó al entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva para que expusiera en uno de los foros de Lida. Un año después, Dória lanzó el efímero movimiento “Cansei” (Me cansé), por medio del cual responsabilizaba al Partido de los Trabajadores y a Lula por la “corrupción” en Brasil y la “falta de seguridad” en las calles paulistas.
Dória también tuvo que enfrentar críticas internas hasta los últimos días previos a las elecciones. El vicepresidente del PSDB, el ex gobernador de San Pablo Alberto Goldman, publicó una carta la semana pasada en la que advierte que se trata de “un ciudadano totalmente desprovisto de escrúpulos” que ganó en la interna del PSDB paulista por “el uso abusivo de su poder económico”, algo que también dijeron quienes respaldaron a su rival en sus internas, el ex embajador Andrea Matarazzo. Goldman también advirtió que si bien Dória se presenta como un político nuevo, ocupó distintos cargos públicos durante los gobiernos del PSDB, la mayoría de ellos vinculados con el turismo y las empresas. Además, denunció que sus empresas “no producen ningún bien o servicio, sino que apenas establecen y amplían las relaciones entre empresarios y agentes públicos, en una actividad lícita que se denomina lobby”.
Un emprendedor
Autor de los libros de autoayuda Éxito con estilo y Lecciones para vencer, Dória inició su carrera en la política partidaria de la misma forma que gestionó sus empresas: primero se ocupó de vencer a la competencia y después de optimizar su producto, en este caso él mismo, para que tuviera éxito. La mayor parte de su campaña estuvo armada por su propia empresa de marketing y comunicación y se basó en eslóganes de fácil comprensión, como aquellos que refieren a su éxito en la actividad privada y los que critican la burocracia de San Pablo y la corrupción de Brasil. En algunos de sus spots de campaña hacía hincapié en que, como ya tiene una fortuna, no se dedicará a “robar” durante su gestión.
En diversas entrevistas, el alcalde electo de San Pablo se ha jactado de provenir de una familia de pocos recursos -su padre, un ex diputado, construyó de la nada una empresa exitosa que él heredó-, de ser un “luchador” y de dormir “sólo tres horas por noche” desde hace años para poder “cumplir” con su trabajo.
Dória desarrolló gran parte de su carisma en su trabajo televisivo, en el marco del cual condujo la versión brasileña del reality show El Aprendiz, el mismo que en Estados Unidos tenía como protagonista a Donald Trump. Además, condujo durante varios años el programa de televisión Show Business, en el que presentaba entrevistas con personalidades y novedades del mundo empresarial paulista.
Como no podía ser de otra manera, la mayoría de las propuestas de Dória involucran asociaciones público-privadas o consisten en entregar la gestión de empresas públicas a gestores privados, así como la privatización de algunos emblemas paulistas, como el estadio de Pacaembú, una de las sedes del Mundial de 1950 y en el que se ubica el Museo del Fútbol de Brasil, y el autódromo de Interlagos, que ha sido sede de la mayoría de las ediciones del Gran Premio de Brasil de Fórmula 1. Sus opositores advierten que en estas privatizaciones y concesiones se verán beneficiadas tanto sus empresas como aquellas que están asociadas a Lide.
“Defiendo el Estado mínimo”, adelantó Dória durante la campaña en una entrevista con el diario español El País, en su edición Brasil, y con TV Brasil. “Voy a vender todo aquello que no sea esencial para la gestión pública […] el Estado no puede ni debe estar donde no es necesario”, agregó. También anunció que su primera medida como alcalde será volver a aumentar las velocidades máximas permitidas en las avenidas paulistas, que fueron reducidas por Haddad. Pero hay otras iniciativas de Dória que han sido más criticadas. San Pablo enfrenta desde hace varios años dificultades para practicar estudios médicos a los pacientes que son atendidos en el sistema público de salud. Mientras las propuestas de Haddad, Suplicy y otros candidatos apuntaban a ampliar la infraestructura de la salud pública paulista, Dória se propone impulsar un acuerdo con los 40 centros de salud privados de la capital para que los exámenes se puedan hacer en sus instalaciones, entre las 20.00 y las 8.00.