Los partidos políticos españoles tienen 24 días para formar gobierno. Si no logran hacerlo antes del plazo establecido, España convocará nuevas elecciones, las terceras en un año. Además, se prolongará el bloqueo político que está instalado desde diciembre, que impide tomar grandes decisiones, como la aprobación del presupuesto. El desbloqueo se veía lejano hasta el sábado, cuando Pedro Sánchez renunció como líder del PSOE y asumió, en su lugar, una comisión interina o gestora más proclive a facilitar otro gobierno del PP mediante una abstención en la sesión parlamentaria en la que se vote la investidura de Rajoy. En cambio, Sánchez mantenía el no rotundo a Rajoy, una postura que le valió distintas críticas, y finalmente condujo a su dimisión.
Fernández, que preside esta comisión, reconoció ayer por primera vez en declaraciones a la cadena La Sexta que su partido podría abstenerse. Sin embargo, advirtió al PP que los socialistas, se abstengan o no, “en ningún caso le van a proporcionar estabilidad”, tal como les reclamaba. En su opinión, el partido de Rajoy “tendrá que buscar día a día” esa estabilidad. De no hacerlo, estaría “apostando por elecciones”. Agregó: “Yo no quiero terceras elecciones pero quiero menos aun que el PSOE aparezca como el culpable de ellas, así que si lo que plantea el PP son exigencias que para nosotros son absolutamente inasumibles tendrá que saber que los ciudadanos van a tener muy claro quién es el que bloquea el gobierno”.
Ante estos comentarios, Rajoy salió a responder. El presidente en funciones dijo ayer que no pedirá “ninguna condición” para negociar con los socialistas. “Voy a hablar con el señor Fernández cuando lo desee, si quiere, y lo único que le voy a decir es que se necesita un gobierno de España rápidamente y que ir a elecciones es un gran disparate”, agregó. También reiteró que “lo mejor es un gobierno de coalición”, pero que si el PSOE no quiere, su formación va a pactar “siete u ocho grandes asuntos”. Agregó: “Si no, al menos déjennos gobernar”.
Por otro lado, Fernández recordó que la decisión final sobre qué postura adoptará el PSOE la tomará el comité federal, que todavía no tiene fecha prevista para sesionar, y descartó una consulta a las bases. “Somos delegados de los militantes”, argumentó. En la misma línea, y pese a las divisiones que existen en el PSOE acerca de facilitar un gobierno del PP, el secretario de organización de la comisión, Mario Jiménez, dijo que la dirección no contempla la posibilidad de que haya diputados socialistas que voten en contra de la investidura de Rajoy. “Lo que se establezca en el comité federal será la posición que defienda el conjunto de los diputados”, dijo, y aclaró que esto incluye a Sánchez: “Forma parte del grupo parlamentario y votará lo que establezcan los órganos del partido. Ese es un debate que no está planteado. No es una opción”.
Frente a esta postura, la corriente Izquierda Socialista del PSOE comenzó una campaña de recolección de firmas en la que insta a la dirección temporal del partido y al comité federal a que organicen una consulta vinculante “para que sean los militantes” quienes decidan si el partido facilita la formación de un gobierno del PP. Por lo pronto, el Partido Socialista de Cataluña ya anunció que si el comité federal se decide por la abstención, votará en contra de Rajoy. La diputada de Zaragoza Susana Sumelzo también adelantó que votaría en contra.
En tanto, Ciudadanos se mostró dispuesto a modificar el pacto de investidura que firmó en agosto con el PP para adaptarlo a las necesidades del PSOE y facilitar su abstención, según dijo el miércoles el líder del partido, Albert Rivera. Además, consideró “legítimo” que el PSOE exija cosas a cambio.
Podemos también se sumó al debate, con críticas para la nueva dirección del PSOE. Su líder, Pablo Iglesias, dijo el miércoles que el PSOE, al que definió como el partido “más importante de la historia de España”, se está “arrodillando” frente al PP y lo acusó de “mentir” en la campaña electoral cuando prometió que no se abstendría para permitir gobernar a Rajoy. Advirtió que si el PSOE se abstiene incurriría en un “fraude” y aseguró que la comisión interina no se comunicó en ningún momento con su partido para analizar la formación de un gobierno alternativo “de progreso”, una puerta que Podemos todavía mantiene abierta.