Seis niños murieron y otros 15 fueron heridos ayer por un bombardeo en una escuela siria y sus alrededores, informaron la agencia estatal de noticias SANA y la organización civil Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres. Tres de los niños eran estudiantes de la escuela bombardeada y los otros tres estaban cerca del edificio, en Alepo, una ciudad que está bajo control del gobierno. Según SANA, el ataque fue efectuado por “organizaciones terroristas”, como llama el gobierno a las milicias opositoras, mientras que la organización civil dijo a agencias de noticias que no tiene información sobre los responsables. Usualmente la ciudad es atacada por grupos rebeldes que controlan el este del país.

Un día antes, había sido bombardeada otra escuela, en la provincia de Idleb, en una zona dominada por la oposición armada. Los datos acerca del número de muertes que causó ese ataque son distintos según la fuente: el Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó que 35 personas murieron -entre ellas 15 niños y seis maestros- y UNICEF dijo que el ataque mató a 28 personas -22 niños y seis maestros-.

En su reacción al primer ataque, el director general de UNICEF, Anthony Lake, dijo que se trataba de “una tragedia” y “un escándalo”. Si el bombardeo fue deliberado, “es un crimen de guerra”, advirtió. Según fuentes citadas por la agencia de noticias AFP, la escuela en Idleb fue bombardeada mientras se evacuaba a los niños debido a los ataques en los alrededores.

La provincia de Idleb es el territorio más habitado de los que están bajo control de las milicias opositoras, por lo que suele ser bombardeado por el Ejército sirio o la Fuerza Aérea rusa, que colabora con él. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, opositor, acusó a estas fuerzas de estar detrás del ataque, algo que negaron las autoridades rusas. “Es mentira. Rusia no tiene nada que ver con ese horrible ataque. Exigimos que se dedique la máxima atención a esta tragedia y que se inicie de inmediato una investigación”, dijo ayer la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova.

Los ataques contra las escuelas fueron condenados por distintos gobiernos y organismos internacionales, entre ellos la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Stéphane Dujarrik, portavoz del secretario general Ban Ki-moon, afirmó: “Si estos horribles actos persisten pese a la indignación global es, en buena medida, porque sus autores, ya sea en los pasillos del poder o en reductos insurgentes, no temen a la Justicia. Hay que demostrarles que se equivocan”.

Por su parte, el enviado de la ONU para la Educación, el ex primer ministro británico Gordon Brown, exigió al Consejo de Seguridad que le solicite a la fiscalía de la Corte Penal Internacional que investigue el ataque, que es “un crimen de guerra”, aprovechando que Rusia ha pedido una investigación. En 2014, Moscú obstaculizó en el Consejo de Seguridad el envío a la corte de otros crímenes cometidos en el contexto de la guerra en Siria.