La candidatura de Marcelo Freixo para la alcaldía de Río de Janeiro reunió el apoyo de varios partidos de izquierda, entre ellos el Partido de los Trabajadores (PT). Sin embargo, de acuerdo con las encuestas, el candidato del Partido Socialismo y Libertad (Psol) perdería en la segunda vuelta ante Marcelo Crivella.
La diputada del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) Jandira Feghali, que fue rival de Freixo en las elecciones municipales del 2 de octubre, anunció sólo unos días después que respaldaba a Freixo para la segunda vuelta en Río de Janeiro, prevista para el 30 de octubre. Feghali no se limitó a pedir el respaldo de los votantes comunistas a Freixo, sino que, además, está participando en actos de campaña del candidato del Psol.
Feghali fue, justamente, una de las principales promotoras de una alianza de izquierda para las elecciones municipales. Desde marzo convocó a varios encuentros entre el PCdoB, el Psol, el PT -que respaldó su candidatura- y Rede, la agrupación que en el plano nacional es dirigida por la ambientalista Marina Silva pero cuyas filiales municipales tienen mucha autonomía. Las diferencias entre los partidos de izquierda, la mayoría de los cuales ya contaban con un candidato, impidieron que se formara una coalición que permitiera a la izquierda acudir unida a las urnas.
En su momento esta alianza parecía fundamental, ya que, según las encuestas, la segunda vuelta se dirimiría entre candidatos conservadores. Se daba por descontado que Crivella ganaría las elecciones y pasaría a la segunda vuelta, pero no que Freixo competiría con él.
En las reuniones organizadas por Feghali no se logró una alianza, pero sí se alcanzó el compromiso de que si un candidato de izquierda pasaba a la segunda vuelta, los demás partidos lo acompañarían, y después de la votación, las distintas formaciones fueron anunciando su apoyo a Freixo.
Por eso Crivella aumentó sus críticas contra su contendiente, con el argumento de que en la primera vuelta Freixo fue contrario a aliarse con el PCdoB y el PT. En ese entonces, Freixo argumentó que estos partidos habían sido parte del gobierno del alcalde que está dejando el cargo, Eduardo Paes, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, al que él se oponía.
La alianza entre el PT, el PCdoB, Rede y el Psol generó aplausos de quienes piden la unidad de la izquierda mientras el país da un giro conservador. Pero también recibió críticas: en entrevistas publicadas por medios digitales vinculados a la izquierda, varios analistas han señalado que estos partidos repiten el comportamiento de la “vieja política” brasileña.
En un país con 34 partidos representados en el Congreso, las alianzas parecen inevitables, porque usualmente ninguno de ellos cuenta con los votos suficientes para acceder a los distintos niveles de gobierno. Todos los presidentes brasileños desde el regreso a la democracia llegaron al cargo mediante alianzas, en particular los de izquierda, que contaron con el respaldo de coaliciones de hasta diez partidos.
Las alianzas son necesarias no sólo por los votos, sino también por el tiempo de propaganda en los medios de comunicación. Cada partido cuenta con cierta cantidad de segundos, de acuerdo con los resultados de las elecciones anteriores, y si hay alianzas este tiempo se suma. En un país poco politizado como Brasil, los tiempos electorales son importantes para dar a conocer candidatos y propuestas.
La necesidad de alianzas está directamente vinculada con el sistema político electoral brasileño y es una de las razones por las cuales la izquierda tiene entre sus objetivos a largo plazo llevar adelante una reforma política. Sin embargo, en el sistema actual las alianzas son utilizadas habitualmente por los partidos de izquierda.
En la última reunión de su Ejecutiva Nacional, el PT decidió sugerir a su militancia que vote por candidatos del Psol, PCdoB, Rede y del Partido Democrático Laborista (PDT por sus iniciales en portugués) en la segunda vuelta en aquellos municipios en los que el partido no tiene candidato.
El PT sufrió una de sus mayores derrotas electorales en las municipales del 2 de octubre, en las que obtuvo menos de la mitad de alcaldías que en 2012. En un comunicado, esa organización política atribuyó a “la ofensiva” de “los medios monopólicos y los aparatos de la clase dominante” la derrota “profunda” que sufrió en las elecciones. El texto señala que el PT debe “analizar” los “errores cometidos antes y durante el proceso electoral” para extraer “lecciones”. Sin embargo, en lo que más se extiende es en el “golpe institucional” contra el gobierno de Dilma Rousseff, la “criminalización” del PT y las desigualdades que promueve el sistema electoral actual.
En la resolución también se incluye la decisión de respaldar a los candidatos del Psol, el PCdoB, Rede y el PDT, y se insta a la militancia a oponerse a algunas reformas legislativas promovidas por el gobierno de Michel Temer.
Puertas adentro, en el PT varios dirigentes dicen que el partido leyó correctamente las advertencias de que habría un muy mal resultado en las elecciones municipales pero fue soberbio y no supo reaccionar ante ellos recurriendo, por ejemplo, a alianzas. Crítico de la actual dirección del partido, el ex presidente del PT y ex ministro de Luiz Inácio Lula da Silva Tarso Genro pidió que el resultado obtenido por el partido el 2 de octubre sirva para marcar un quiebre: “Necesitamos entender que fuimos derrotados y tenemos que cambiar, tenemos que hacer una revolución democrática”.