El ex presidente de la Cámara de Diputados, el destituido Eduardo Cunha, fue detenido ayer en Brasilia para que cumpla la prisión preventiva dispuesta por el juez de Curitiba Sérgio Moro. Ese régimen había sido solicitado por el equipo de fiscales que trabaja en la investigación sobre el esquema de corrupción en Petrobras. Argumentaron que la libertad de Cunha era “un riesgo para la instrucción del proceso” y que existía “una posibilidad concreta de fuga en virtud de la disponibilidad de recursos ocultos en el exterior, así como la doble nacionalidad”, brasileña e italiana, del ex diputado.

Cunha está acusado de intentar obstruir la investigación acerca de la corrupción en Petrobras, y fue apartado de su banca por ocultar que tenía una cuenta en Suiza. Al aceptar la solicitud de los fiscales, Moro argumentó que la separación de Cunha de sus cargos no le impide obstruir la investigación mediante terceros. Agregó que todavía no se sabe cuántas cuentas tiene Cunha en el exterior, ya que esto aún está siendo investigado. El caso de Cunha fue llevado adelante por el Supremo Tribunal Federal mientras tuvo fueros de legislador, pero después de su destitución pasó a manos de Moro.

Se investiga si Cunha cometió diversos delitos en el marco del esquema de corrupción de Petrobras. Está procesado por haber recibido dos coimas, cada una de 1,5 millones de dólares, pagadas por dos empresas distintas que se favorecieron con sus gestiones políticas. A su vez, se sospecha que una parte de ese pago fue a parar a las cuentas suizas de Cunha y que otra parte fue destinada a pagar coimas a otros intermediarios o a integrantes de la Cámara de Diputados. En este marco, es acusado de corrupción, lavado de dinero y evasión de divisas -delito que se comete en Brasil cuando se envían divisas al extranjero sin haberlo informado antes al Banco Central-. Hay otras denuncias contra Cunha que todavía se están investigando, la mayoría de ellas acerca de supuestos intentos de obstruir la investigación judicial en su contra y del cobro de otros sobornos.

En un comunicado firmado por él pero enviado por sus abogados, Cunha dijo ayer que el dictamen de prisión preventiva en su contra es “absurdo” y que no tiene ningún motivo. La noticia de su detención generó reacciones en las dos cámaras del Parlamento. En el Senado, el líder de la minoría, Lindbergh Farias, del Partido de los Trabajadores (PT), celebró la detención y dijo que espera que Cunha colabore con la Justicia delatando a sus cómplices. “Si lo hace, este gobierno ilegítimo de Michel Temer no se sostiene ni por un día”, dijo. Además, criticó la cobertura mediática: “En la detención de Cunha no vimos ese carnaval en la prensa [que se vio cuando los detenidos eran del PT]”. Según informó O Globo, a diferencia de otras detenciones, Moro dispuso que no se le pusieran las esposas a Cunha y que se impidiera que fuera fotografiado durante la detención.

Los pedidos de que Cunha delate a otras personas fueron múltiples ayer y provinieron también de la Cámara de Diputados. Allí la noticia de la detención motivó que varios legisladores salieran del recinto y dejaran sin cuórum la sesión. La posibilidad de que Cunha llegue a un acuerdo de ofrecer información a cambio de una reducción de la pena, algo con lo que él ha amenazado en el pasado, es temida en el Ejecutivo, ya que el entorno directo del político tiene varios puntos de contacto con el del actual presidente, ambos pertenecientes al Partido del Movimiento Democrático Brasileño.