El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, fue reelecto el domingo con 73,5% de los votos, y gobernará con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta. Su principal competidor en estas elecciones, en las que parte de la oposición no participó, fue el ex guerrillero de la Contra y candidato del Partido Liberal Constitucionalista Maximino Rodríguez, que obtuvo 15% de los votos.
Ortega no tenía como contendiente a ninguno de los principales referentes de la oposición porque el Consejo Supremo Electoral impidió la participación de la formación opositora que contaba con más intención de voto, la Coalición Nacional por la Democracia. Después de esa decisión, parte de la oposición consideró que estas elecciones eran fraudulentas, por lo cual convocó a sus seguidores a no votar, y ayer declaró “el triunfo de la abstención”.
Según el Consejo Supremo Electoral, la participación alcanzó a 68,2% de los ciudadanos incluidos en el padrón, cuya confección también generó polémica. Los partidos y algunas organizaciones sociales de tendencia opositora dijeron que ese dato era falso y aseguraron que la abstención había sido mucho mayor.
La opositora Coalición Nacional por la Democracia dijo haber observado la afluencia en 4.000 mesas de votación y estimó que la abstención fue superior a 70%. “Esta es la expresión masiva del rechazo a la farsa electoral y la culminación de la legitimidad, credibilidad y confianza en quienes organizan y realizaron la farsa”, dijo Violeta Granera, ex candidata a la vicepresidencia por la Coalición Nacional.
Pese a estas tensiones, los ex presidentes invitados por el gobierno de Ortega a observar las elecciones felicitaron “al pueblo de Nicaragua” por su “jornada democrática”. Entre ellos se encontraban el hondureño Manuel Zelaya, el paraguayo Fernando Lugo, el guatemalteco Álvaro Colom y el salvadoreño Mauricio Funes, asilado en Nicaragua porque denuncia persecución por parte de la fiscalía de su país.
En el Parlamento, el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional tendrá un amplio control después de las elecciones del domingo. Con 99,75% de los votos escrutados, se estimaba ayer que le corresponderían de 68 a 70 bancas de un total de 90.
Con esta mayoría, el oficialismo puede, por ejemplo, hacer una reforma de la Constitución sin necesidad de aliarse con otros partidos. De acuerdo con la agencia de noticias Efe, incluso cuenta con los votos necesarios para convocar una Asamblea Constituyente y llevar adelante así una reforma más amplia de la Constitución. Incluso le sobran diputados, ya que para una iniciativa de este tipo le bastaría con el apoyo de 62.