Había dudas ayer sobre las circunstancias en las que murieron los siete hombres cuyos cuerpos se encontraron en una zona de arbustos dentro de la favela Cidade de Deus, en Río de Janeiro. Pero sus familiares insistían en que fueron ejecutados en venganza por lo ocurrido el sábado. Ese día, policías y civiles armados se enfrentaron en Cidade de Deus.

Según dijeron a medios de Brasil los responsables de la Unidad de Policía Pacificadora que actúa en esa favela, supuestos narcotraficantes bloquearon los accesos al lugar y encendieron fuego para que nadie pasara. Para liberar esas calles, fue enviado un equipo de la Policía Militar y comenzó un tiroteo. Un helicóptero que apoyaba esa operación cayó esa noche cerca de la favela y los cuatro policías militares que iban a bordo murieron en la caída. Hasta ayer se investigaba si esto se debió a una falla técnica, un error humano o si el helicóptero fue derribado a tiros. A estas muertes las siguió una “megaoperación” de la Policía Militar en la favela.

De mañana se encontraron los cadáveres de los siete hombres que habían desaparecido el sábado, informó el diario Folha de São Paulo. Sus familiares insistían ayer en que no murieron en un enfrentamiento armado. Dijeron que los cuerpos fueron encontrados tirados en el suelo con las manos cerca de la cabeza, lo que interpretaron como indicio de que se trató de una “ejecución” a cargo de integrantes del operativo de seguridad.

Autoridades lamentaron las muertes de los integrantes de la Policía Militar a bordo del helicóptero, pero ayer no habían emitido ningún mensaje sobre las muertes de civiles. “La Policía Militar del estado de Río de Janeiro lamenta el fallecimiento de sus policías militares y el Comando de la corporación está dedicado a prestar todo el apoyo a las familias de esos policías”, manifestó la institución en un comunicado. Incluso el presidente de Brasil, Michel Temer, dijo en su cuenta de Twitter: “Mi solidaridad con los familiares y amigos. Reitero mi confianza y apoyo al trabajo de las fuerzas policiales, siempre comprometidas en el combate al crimen”. Consultado acerca de las denuncias de ejecuciones de civiles, el portavoz de la Policía Militar, Ivan Blaz, se limitó a decir que están a disposición los mecanismos para analizarlas.

Desde el sábado hubo tres detenidos por el tiroteo, según informó Folha, y otros dos hombres que parecían tener heridas de bala fueron llevados a un hospital. También como consecuencia de estos enfrentamientos, la Secretaría de Seguridad Pública de Río dispuso que la favela fuera ocupada por tiempo indeterminado.

Las medidas fueron tomadas en un momento en que la crisis económica que afecta al estado de Río de Janeiro se sintió también en su política de seguridad y motivó la renuncia de dos funcionarios que estaban a cargo de implementarla. En octubre renunciaron José Mario Beltrame, que había sido secretario de Seguridad Pública durante diez años y había puesto en marcha la política de “pacificación” de las favelas, y Fernando Veloso, jefe de la Policía Civil de Río de Janeiro. Según informó la agencia de noticias Efe, Veloso dijo que dejaba el cargo por la “falta de recursos” y la “dificultad de las misiones confiadas”.

Ayer, Amnistía Internacional volvió a denunciar la violencia policial en Brasil y se refirió en particular al caso de Río. “Las operaciones policiales en Río de Janeiro siguen un patrón de alta letalidad, dejando centenas de personas muertas todos los años, incluso policías en el ejercicio de sus funciones”, manifestó la organización civil en un comunicado, y llamó al gobierno del estado a “repensar urgentemente” la política de seguridad y a actuar para que las operaciones policiales “respeten los derechos humanos y la seguridad de todas las personas”. Según las cifras de Amnistía Internacional, durante 2015 murieron en operaciones militares en la capital del estado, la ciudad de Río de Janeiro, 307 personas, y en su mayoría eran hombres, negros y jóvenes.