Trump anunció el lunes de noche que, una vez que asuma la presidencia, retirará a Estados Unidos del TPP para poder concentrarse en negociar “tratados comerciales bilaterales justos” que “devuelvan” los empleos al país. El TPP -una iniciativa impulsada por el presidente Barack Obama y firmado por 11 países más, entre ellos Australia, Canadá, Chile, Japón, México y Perú- no fue ratificado todavía por el Congreso de Estados Unidos, donde encontró una fuerte oposición de los legisladores republicanos.

El acuerdo comercial, que busca contrarrestar la expansión comercial de China, prevé un período de dos años para su ratificación por parte de los parlamentos de los países miembros, pero para su entrada en vigor es necesario que los firmantes representen 85% del Producto Interno Bruto (PIB) del grupo. La salida del bloque de un gigante como Estados Unidos, por lo tanto, obstaculizaría su puesta en marcha.

Países que integran el TPP dijeron ayer que el pacto tiene muy pocas posibilidades de funcionar sin Estados Unidos y abrieron la posibilidad de que China pueda integrarse. El ministro de Comercio de Australia, Steven Ciobo, dijo que los países seguirán adelante con el TPP sin Estados Unidos y “podrían ver”, por ejemplo, “si China o Indonesia u otro país quieren unirse”. Chile se pronunció en el mismo sentido. En una conferencia de prensa, el canciller Heraldo Muñoz reconoció que la situación actual genera “incertidumbre”, pero aseguró que en Chile no permanecerán “pasivos”. Agregó: “Vamos a continuar con nuestra apertura al mundo con quienes estén dispuestos a seguir en este curso de integración y a desechar el proteccionismo”.

Japón, en cambio, consideró que el TPP “no tiene sentido” sin Estados Unidos. “El equilibrio fundamental de ventajas comerciales se vendría abajo, y renegociarlo de la misma manera resulta imposible”, dijo ayer el portavoz del gobierno japonés, Yoshihide Suga, en declaraciones recogidas por la agencia de noticias Kyodo.

En tanto, el gobierno de Obama manifestó que la decisión de Trump es “trágica” y “profundamente desalentadora”, en palabras del portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest. “Es una oportunidad perdida para Estados Unidos, ya que otros países han mostrado su interés en continuar sin nosotros. Va a suponer que nuestras empresas y trabajadores pierdan acceso a numerosos mercados”, agregó.

El funcionario también lamentó que la salida de su país suponga una puerta abierta para que China trate de negociar su propio acuerdo comercial. El gobierno chino fue uno de los primeros en manifestarse a favor de una mayor integración económica luego del anuncio de Trump. “Estamos abiertos a todos los acuerdos que son positivos para la integración, la facilitación del comercio, y la paz y la prosperidad en Asia-Pacífico”, dijo Geng Suang, portavoz de la cancillería china, en una conferencia de prensa en Pekín. China está impulsando su propia versión del TPP, llamada Asociación Económica Regional Amplia. Se trata de un acuerdo comercial más tradicional que el TPP, que busca reducir los aranceles y excluye a Estados Unidos.

Días movidos

El futuro presidente estadounidense anunció la decisión sobre el TPP en un video en el que incluye otras medidas que planea instaurar en los primeros 100 días de su mandato. Entre ellas mencionó su intención de eliminar restricciones en el desarrollo energético para “crear muchos millones de puestos de trabajo bien pagados” y de reducir la carga regulatoria, con una norma según la cual “por cada nueva regulación, dos antiguas tendrán que ser eliminadas”.

En materia migratoria, Trump no mencionó las deportaciones masivas que promocionó durante su campaña y tampoco se refirió al muro que planea construir en la frontera con México, aunque anunció que pedirá al Departamento de Trabajo que “investigue todos los abusos de programas de visas que socavan las oportunidades de los trabajadores estadounidenses”. En cuanto a la seguridad nacional, anunció que pedirá al Departamento de Defensa y a los jefes militares un plan para proteger a Estados Unidos de eventuales ataques cibernéticos. Al final del video, Trump afirma que su agenda “estará basada en un único principio básico: poner a Estados Unidos primero”.

Trump dice

Desde que ganó las elecciones, Trump intenta mantener un perfil más serio y adoptar un estilo más “presidencial”, aunque, a veces, no logre evitar hablar de más. En especial porque sigue manejando libremente su cuenta de Twitter.

El lunes, sugirió en esa red social que el ultraderechista Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP) e impulsor del brexit, sería un buen embajador británico en Estados Unidos. Ayer de mañana, en una entrevista con la BBC, Farage -quien en varias ocasiones manifestó su apoyo a Trump durante la campaña- dijo sentirse “halagado” y sorprendido por la propuesta del empresario. “Ya he dicho, desde que me reuní con el presidente electo, que haría cualquier cosa para actuar de manera positiva y ayudar a las relaciones entre nuestros dos países”, agregó.

La reacción del gobierno británico fue diferente. “No existe una vacante. Ya tenemos un excelente embajador en Estados Unidos”, dijo un portavoz del gobierno en un escueto comunicado. El actual embajador, Kim Darroch, fue nombrado en enero para el cargo, que deberá ocupar durante cuatro años. Farage había dicho la semana pasada que Darroch, muy cercano al ex primer ministro británico David Cameron, es un “eurófilo fanático” cuya visión del mundo es “diametralmente opuesta” a la de Trump.

Otro asunto cuestionado fue la presencia de Ivanka Trump la semana pasada en una reunión con el primer ministro de Japón. Levantó sospechas sobre cómo el presidente electo está conjugando la responsabilidad de su cargo con sus negocios privados. La hija del millonario dirige ahora el negocio familiar y no tiene autorización para recibir información clasificada o presenciar encuentros con representantes de otros gobiernos.

Trump también tuvo problemas con algunos medios. Tenía agendada para ayer una entrevista con el diario The New York Times, pero unas horas antes anunció en Twitter que cancelaba la reunión porque “los términos y las condiciones” de la cita se habían cambiado “a última hora”. Un rato después agregó: “Tal vez fijemos un nuevo encuentro. Mientras, seguirán cubriéndome de forma inexacta y con un tono desagradable”. La reunión, finalmente, se llevó a cabo.

Ante periodistas de ese diario, que publicó ayer mismo varias frases del encuentro, Trump se refirió a una de sus promesas de campaña, la de que llevaría a la cárcel a su rival electoral, Hillary Clinton, por el caso del uso del correo electrónico privado para asuntos de Estado. Muchas voces habían señalado que no le corresponde al presidente sino al Poder Judicial la tarea de juzgar a una persona. Ayer Trump ratificó que es un tema que prefiere dejar atrás y que no quiere “hacerles daño a los Clinton”.

Consultado acerca de la posibilidad de que Estados Unidos abandone el Acuerdo de París sobre cambio climático (varios republicanos niegan que este fenómeno se relacione con la actividad humana), Trump respondió: “Estoy mirándolo muy de cerca. Tengo una mente abierta al respecto”.