Fue detenido el ministro de Desarrollo Económico ruso, Alexéi Uliukáev, en el marco de una investigación sobre corrupción. El Comité de Investigación ruso informó que el ministro fue detenido “cuando aceptaba un soborno”, y que está acusado de extorsionar y amenazar a los representantes de una empresa pública en el marco de la venta de acciones de una petrolera.
Meses atrás, el gobierno ruso ordenó la venta de la mayoría de las acciones de la petrolera Bashneft, mientras evaluaba la posibilidad de privatizarla. La primera empresa interesada en la compra fue la también estatal Rosneft, la petrolera más grande de Rusia. En un primer momento Uliukáev se opuso porque consideró que era incoherente, ya que ambas empresas son públicas. Un poco después dijo que, tras revisar la legislación, la venta era posible, y finalmente Rosneft fue la que compró 50,1% de las acciones de Bashneft por unos 5.300 millones de dólares.
Según el Comité de Investigación, en las negociaciones para concretar la venta Uliukáev presionó a los representantes de Rosneft para que le pagaran un soborno a cambio de aprobar la operación. El ministro fue detenido cuando recibía los dos millones de dólares en sus manos. Hace más de un año que el Servicio Federal de Seguridad ruso (ex KGB) estaba vigilando a Uliukáev, informó la agencia de noticias rusa Sputnik Nóvosti. El funcionario, de 60 años, fue designado titular de Desarrollo Económico en junio de 2013 y antes había sido vicepresidente del Banco Central y viceministro de Finanzas. La Justicia determinó ayer que debe permanecer en arresto domiciliario mientas avanza la investigación.
La portavoz del Comité de Investigación, Svetlana Petrenko, dijo que “la investigación dispone de una serie de pruebas de peso -incluidas grabaciones de audio y video y declaraciones de testigos-” que inculpan a Uliukáev. Su culpabilidad, agregó, será determinada por un estudio forense que podrá comprobar si quedó en sus manos una sustancia específica cuando recibió la plata del soborno.
Uliukáev negó haber cometido un delito y dijo ante un tribunal, después de haber sido detenido, que tiene la “máxima disposición a cooperar con la investigación”. Su abogado, Timofei Gridnev, dijo que él “no admite su culpabilidad y sostiene que ha sido víctima de una cruel provocación y que no tomó el dinero”.
En las primeras horas después de la detención, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que esa situación no tenía por qué derivar en la destitución de Uliukáev del gobierno. “Se requieren motivos sólidos para la destitución”, dijo frente a periodistas antes de agregar que estas son acusaciones que “por sí mismas no constituyen un motivo para declarar a un individuo, a un ministro, culpable de corrupción”. Sin embargo, horas después el propio Peskov anunció que el presidente Vladimir Putin, que estuvo al tanto de las investigaciones desde el comienzo, decidió destituir a Uliukáev “por la pérdida de confianza”.
El primer ministro, Dmitri Medvedev, reconoció ayer que este “es un acontecimiento duro para el gobierno” y que no logra “entender lo sucedido”. También dijo que la detención de un jerarca demuestra que “nadie tiene inmunidad al cometer delitos de corrupción”. La sospecha de que hubo corrupción en la venta de Bashneft a Rosneft no implica que se investigue si el proceso se llevó adelante de forma correcta, dijo Petrenko. Según la portavoz del comité, la venta “se realizó en conformidad con la ley y no es objeto de esta investigación”.
Por su parte, el portavoz de la petrolera estatal Rosneft, Mijaíl Leontiev, dio una entrevista a la radio Kommersant en la que aseguró que la compra de Bashneft se hizo legalmente. “Son problemas personales del señor Uliukáev. No puede ser cancelada la transacción porque un tal Uliukáev exigía sobornos”, dijo.