Niños de entre ocho y 14 años trabajando en condiciones peligrosas y expuestos a agroquímicos tóxicos, mujeres en régimen de trabajo forzoso y empleados que trabajan al aire libre sin el equipamiento adecuado son algunas de las situaciones que denunció Amnistía Internacional luego de investigar las condiciones en las plantaciones y hablar con 120 empleados de filiales de Wilmar en Indonesia.
El informe, redactado en más de 100 páginas, revela la presencia de abusos sistemáticos, prácticas laborales irregulares y esquemas de trabajo infantil en las plantaciones de aceite de palma de la multinacional asiática. Las mujeres entrevistadas aseguraron que muchas son obligadas a trabajar más horas bajo la amenaza de disminuir su salario, que es bastante inferior al mínimo -en algunos casos es de apenas dos dólares al día-. Además, no tienen derecho a seguridad social, en muchas ocasiones son contratadas como jornaleras temporales aunque hagan lo mismo que sus compañeros fijos y se les niega el empleo permanente, una práctica que Amnistía Internacional calificó de “discriminatoria”. Una de las mujeres consultadas dijo que es obligada a trabajar “luego de terminado el objetivo del día” aunque no le pagan las horas extra, y que el capataz la amenazó con despedirla en caso que se niegue a hacerlo.
La investigación también sacó a la luz el trabajo físico duro y peligroso que realizan niños de ocho a 14 años en las plantaciones de Wilmar, en algunos casos luego de haber abandonado la escuela para ayudar a sus padres. Según el documento, los niños trabajan sin equipos de seguridad en plantaciones en las que se utilizan pesticidas tóxicos y transportan todos los días bolsas de frutos de palma que pueden llegar a pesar de 12 a 25 kilos.
Muchos testimonios también expusieron las graves lesiones que sufren debido al uso de paraquat, una sustancia química tóxica que se utiliza en las plantaciones a pesar de que está prohibida en otras regiones, como la Unión Europea. Quienes fumigan las plantas con esta sustancia sufren vómitos, dolor de estómago y la caída de las uñas de las manos, señala el informe. Además, como no utilizan el equipo necesario, pueden sufrir salpicaduras que causan heridas graves. Es el caso de una trabajadora de 45 años, identificada como Yohanna, que dijo que sufrió salpicaduras de este fertilizante cuando trataba de cargar un depósito de pulverización en la bicicleta. El accidente le provocó ceguera en un ojo, mareos y dolores de cabeza frecuentes.
Del aceite de palma del mundo, 45% proviene de Indonesia. De ese total, 43% lo produce Wilmar, que según sus propios registros tiene más de 60.000 trabajadores y trabajadoras en Indonesia y en Malasia. La organización internacional rastreó hacia dónde va la producción de esta empresa y llegó a nueve multinacionales muy populares, entre las que figuran Colgate-Palmolive, Kellogg’s, Nestlé, Procter & Gamble (más conocida como P&G), Reckitt Benckiser y Unilever. Consultadas por Amnistía Internacional, todas reconocieron que obtienen el aceite de palma de Wilmar, pero sólo dos -Kellogg’s y Reckitt Benckiser- dijeron en qué productos lo utilizan.
La organización anunció que lanzará una campaña para pedir a las empresas mayor transparencia y exigir que revelen si el aceite que utilizan para sus productos proviene de las plantaciones de Wilmar en Indonesia. “El público consumidor querrá saber qué productos están relacionados con abusos y qué artículos no lo están”, dijo Seema Joshi, responsable de Empresas y Derechos Humanos de la organización.
La investigadora principal de Amnistía Internacional, Meghna Abraham, dijo que una de las conclusiones más importantes del estudio es que, a pesar de lo que ponen las empresas en las etiquetas de sus productos, el aceite de palma que utilizan “no es sostenible”. Explicó: “El aceite de palma que se produce usando trabajo infantil y trabajo forzoso no tiene nada de sostenible. Los abusos descubiertos en las actividades de producción de aceite de palma de Wilmar no son incidentes aislados sino hechos sistémicos y una consecuencia predecible de la práctica empresarial de Wilmar”. Abraham agregó que “algo no está bien” cuando “nueve empresas que tuvieron unos ingresos conjuntos de 325.000 millones de dólares en 2015 no pueden tomar medidas para abordar el atroz trato que reciben las personas que trabajan en la producción de aceite de palma, que además ganan una miseria”.
En comunicación con Amnistía Internacional, fuentes de Wilmar reconocieron los “problemas laborales” que hay en la empresa y aseguraron que estaban “tomando medidas” para revertir la situación, incluso antes de que se publicara el informe. Colgate-Palmolive, Nestlé y P&G se mostraron preocupados por las acusaciones que aparecen en el informe y se comprometieron a “trabajar” al respecto. Kellogg’s, en tanto, dijo que “corregirá” las “supuestas violaciones” sólo “en caso de encontrar alguna”.