El gobierno de Michel Temer presentó una de las reformas económicas consideradas clave: la del sistema jubilatorio. La iniciativa, que debe ser aprobada en dos ocasiones en cada cámara del Congreso, fue criticada por las centrales sindicales brasileñas, incluso las oficialistas, que consideraron que impone condiciones inadmisibles.

La propuesta, que se enmarca en el recorte del gasto público promovido por Temer, puede ser modificada en las votaciones en el Congreso, y establece por primera vez una edad mínima de jubilación, eleva la cantidad mínima de años durante los cuales debe haber aportado quien quiera jubilarse y, además, modifica la forma de calcular la jubilación, aumentando el número de años que una persona tiene que trabajar para tener una jubilación correspondiente al 100% de lo que cobraba como trabajador.

Hoy los brasileños pueden jubilarse por dos vías: una es si aportan durante 35 años en el caso de los hombres y de 30 en el de las mujeres; la otra es si tienen 15 años de aportes y 65 de edad en el caso de los hombres o 60 en el de las mujeres. El sistema también cuenta con proporcionalidad: cuanto más se cobró en la etapa laboral o cuanto más larga haya sido esta, más se cobrará de jubilación. Las condiciones mínimas son cambiadas por la propuesta del gobierno de Temer: sólo podrán jubilarse quienes tengan 65 años de edad y hayan contribuido a la seguridad social durante 25 años, sin distinción de sexo.

Además, cambian las condiciones que tiene que cumplir una persona para cobrar una jubilación equivalente al 100% de lo que cobraba cuando era trabajador. Hoy esto se rige por una fórmula según la cual si la edad de una persona y los años durante los cuales aportó suman 85 en el caso de las mujeres y 95 en el de los hombres, esa persona cobrará el 100%. Con la reforma propuesta por Temer una persona que se jubila con 25 años de aportes cobraría sólo 51% y, para llegar a 100%, tiene que aportar durante 49 años.

La reacción de las centrales sindicales no se hizo esperar. La propuesta fue rechazada incluso por Paulinho da Força, el diputado y presidente de Força Sindical, que dirige el partido Solidaridad, que respalda al gobierno de Temer.

La Central Única de Trabajadores (CUT) señaló que la calidad del trabajo en Brasil es muy mala como para bajar la edad de jubilación: “Una cosa es trabajar hasta los 65 con buenos salarios, un programa de salud y un ambiente saludable. Otra es la rutina de un trabajador rural o de la construcción, que está expuesto, con condiciones de trabajo inadecuadas, y que empieza a trabajar en la adolescencia...”, dijo Vagner Freitas, el presidente de la CUT.