Queda poco más de un mes para que Trump asuma la presidencia de Estados Unidos, y el mundo espera para comprobar si llevará o no a cabo las propuestas más controvertidas que defendió durante su campaña. Aunque su equipo de gobierno todavía no está completo, los integrantes que ya han sido designados envían algunas señales sobre lo que se viene. El caso del futuro líder de la EPA no es una excepción.

Durante la campaña electoral, Trump se mostró partidario de “cancelar” el Acuerdo de París sobre el cambio climático firmado el año pasado por más de 170 países, y aseguró que “retiraría” todos los fondos de Estados Unidos para la Organización de las Naciones Unidas que tengan que ver con medidas medioambientales. Incluso llegó a negar que la actividad humana incida en el cambio climático y lo calificó de “engaño”: unos días antes de las elecciones, dijo en Twitter que se trata de un concepto “creado por y para los chinos” para hacer “no competitiva” a la producción estadounidense.

Todo indica que Pruitt, de 48 años, tiene una visión similar. Fue uno de los principales críticos de la labor de la EPA durante el mandato del actual presidente, Barack Obama, y llegó incluso a acusarla ante la Justicia de exceder los límites de la Constitución a la hora de fijar regulaciones medioambientales. Al igual que Trump, Pruitt ha puesto en duda la existencia del calentamiento global, no cree en el aporte de las personas al cambio climático y rechaza las regulaciones ambientales por considerar que perjudican al sector empresarial. “Los científicos siguen sin estar de acuerdo sobre el grado y la magnitud del calentamiento global, así como sus vínculos con las acciones del hombre”, escribió en una columna en la revista National Review.

“Mi administración cree firmemente en la protección del medioambiente, y Scott Pruitt será un poderoso defensor de esa misión mientras promueve empleos, seguridad y oportunidades”, dijo ayer el presidente electo al anunciar la designación del titular de la EPA. En el mismo comunicado, el fiscal de Oklahoma dijo que “los estadounidenses están hartos de ver cómo se derrochan miles de millones de dólares en normativas innecesarias”, y prometió dirigir esa institución de manera que “se impulse la protección ambiental al tiempo que se alimenta la libertad empresarial”.

El nombramiento de Pruitt, que todavía tiene que ser ratificado por el Senado, muestra que Trump podría cumplir con sus promesas en materia de medioambiente y echar para atrás los avances de Obama contra el cambio climático, así como dar mayores facilidades a la industria del petróleo y el carbón.

Organizaciones civiles medioambientales como el Sierra Club, con sede en California, dijeron ayer que darle ese puesto a Pruitt es como “poner a un pirómano a cargo de la lucha contra los incendios”. Por su parte, el senador y ex candidato a la presidencia por el Partido Demócrata, Bernie Sanders, prometió cuestionar con fuerza a Pruitt durante su gestión. “Esto es triste y peligroso”, afirmó. En tanto, Chuck Schumer, líder de la bancada demócrata en el Senado, acusó a Pruitt de tener a sus espaldas “un preocupante historial de defender los intereses de las grandes petroleras a expensas de la salud pública”.

Durante esta semana, Trump designó otros cargos importantes, como el de secretario de Seguridad Nacional -que asumirá el general retirado y ex jefe del Comando Sur de Estados Unidos John Kelly-, y el titular de Defensa -que quedó en manos del también general retirado James Mattis-. Además, el presidente electo nombró a su antiguo rival en las primarias republicanas, Ben Carson, como secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano. “Ben Carson tiene una mente brillante y le apasionan el fortalecimiento de las comunidades y de las familias dentro de esas comunidades”, dijo. Agregó que habló con él sobre su agenda de renovación urbana, que incluye a las zonas metropolitanas más pobres. Por su parte, Carson, que actualmente es vicepresidente del equipo de transición de Trump, afirmó: “Creo que puedo hacer una contribución significativa, sobre todo fortaleciendo a las comunidades más necesitadas”.

El miércoles, Trump también anunció la designación de la empresaria millonaria Linda McMahon como directora de la Administración de Pequeñas Empresas, un cargo con rango ministerial. McMahon, de 68 años, es cofundadora de una empresa de lucha libre y durante la campaña electoral donó seis millones de dólares a un grupo de apoyo a Trump. “Linda cuenta con un tremendo historial y es reconocida ampliamente como una de las principales ejecutivas femeninas del país que asesora empresas en todo el mundo”, dijo el millonario en un comunicado.

Trump confirmó el miércoles, en declaraciones a la cadena NBC, que la semana que viene dará a conocer quién será el próximo secretario de Estado. El nombre que suena con más fuerza para ese cargo es el de Mitt Romney, que fue candidato presidencial republicano en las elecciones de 2012. Es el último puesto importante que todavía no fue ocupado, en un gabinete conformado mayoritariamente por militares, empresarios, amigos de Trump y donantes.