El miércoles de mañana, las cenizas del líder cubano, que hasta ese momento se encontraban en la sede de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, partieron desde La Habana. Así iniciaron un recorrido durante el cual miles de personas salieron a la calle, en diferentes puntos del país, para despedir a Fidel Castro. La urna, cubierta por la bandera de Cuba y rodeada de flores blancas, tuvo su primera parada ayer en Santa Clara. El cortejo sigue hoy su camino en dirección a la provincia de Sancti Spiritus, otro de los escenarios de la caravana de la libertad, hasta llegar a Camagüey, la segunda parada. Se espera que mañana llegue a Santiago, punto final del recorrido, para ser sepultadas el domingo.

La Habana, ciudad desde la que Fidel Castro gobernó Cuba durante casi medio siglo, se despidió del ex gobernante el martes de noche, en un acto masivo que reunió a miles de personas y en el que representantes de distintos países le rindieron homenaje. Los discursos más destacados fueron los que pronunciaron los mandatarios de Venezuela, Nicolás Maduro, y Bolivia, Evo Morales, que se declararon herederos políticos y espirituales de Fidel. En su discurso, Maduro dijo que en agosto del año pasado, cuando cumplió 89 años, Fidel les dijo a él y a Morales que moriría a los 90 y que de ahí en más les “tocaría” a ellos dos. “¡Ahora nos toca a nosotros! [...] A pesar de las dificultades, seguiremos el camino victorioso de este fundador de la patria grande”, agregó. Morales, en tanto, dijo que Fidel Castro “no murió”, porque “los pueblos no mueren, y menos aquellos que luchan por su liberación”.

También hablaron los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y Nicaragua, Daniel Ortega, quienes centraron sus discursos en la necesidad de una América Latina “unida” más allá de las ideologías. Los mandatarios de México, Enrique Peña Nieto, y El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, se refirieron a sus países: el primero recordó que México fue el “punto de partida de la lucha revolucionaria” de Fidel y el segundo agradeció al líder cubano por su apoyo a la guerrilla salvadoreña. El vicepresidente uruguayo, Raúl Sendic, y el ex presidente José Mujica estuvieron presentes pero no intervinieron.

De Europa, sólo asistió el primer ministro griego, Alexis Tsipras, quien dijo que la Cuba revolucionaria de Fidel mostró al mundo “que el camino al socialismo no está cubierto de rosas” y permitió a otros países aprender “de sus logros y de sus reveses”. En tanto, el titular de la Cámara de Diputados de Rusia, Viacheslav Volodin, destacó el “inmenso valor”que tienen para su país los lazos con la isla.

El presidente de Cuba, Raúl Castro, fue el último en hablar. Después de agradecer en nombre del pueblo cubano las “innumerables muestras de solidaridad, afecto y respeto”, el hermano de Fidel hizo un repaso de los hitos históricos que vivieron juntos en la Plaza de la Revolución. Mencionó la ratificación de la Ley de Reforma Agraria, una de las primeras medidas económicas luego del triunfo de la revolución, las dos votaciones que reafirmaron la soberanía de la isla y la declaración de Cuba como territorio libre de analfabetismo, en diciembre de 1961.

Fidel “consagró toda su vida a la solidaridad, encabezó una revolución socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes, que se convirtió en un símbolo de la lucha anticolonialista, antiapartheid y antiimperialista, por la emancipación y la dignidad de los pueblos”, dijo el mandatario, que, con la voz quebrada, se despidió: “Precisamente aquí donde conmemoramos nuestras victorias, te decimos, junto a nuestro abnegado, combativo y heroico pueblo: “¡Hasta la victoria siempre!”.

Los puntos de homenaje repartidos en todo el país ya fueron visitados por más de seis millones de personas.