El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, rechazó las sospechas que ubican a su país como responsable de los ciberataques que tuvieron como blanco al Partido Demócrata, durante la campaña electoral estadounidense, para favorecer a Trump. Esa fue la respuesta del gobierno ruso al informe de la CIA publicado el viernes por el diario The Washington Post que concluía que los casos de hackeo a ese partido fueron responsabilidad de personas vinculadas al gobierno de Rusia y tuvieron el objetivo de ayudar al candidato republicano. Peskov dijo ayer, en declaraciones recogidas por la agencia rusa Sputnik Nóvosti, que los medios de Estados Unidos publican notas citando a “altos cargos”, con afirmaciones “gratuitas” que “no son avaladas por ningún dato” y que “no tienen nada que ver con la realidad”.

La postura de Rusia coincide con la de Trump, que ayer negó nuevamente que el gobierno de Vladimir Putin haya intervenido en las elecciones para favorecerlo. “¿Pueden imaginar si los resultados de las elecciones hubieran sido otros y nosotros hubiéramos intentando jugar la carta de Rusia/CIA? ¡Lo habrían llamado teoría de la conspiración!”, escribió en Twitter. Después, en otro tuit, agregó: “A no ser que uno atrape a los hackers en el acto, es muy difícil determinar quién está detrás. ¿Por qué no salió esto a la luz antes de la elección?”.

A pesar de las voces que lo niegan, la posibilidad de una injerencia de Rusia en las elecciones estadounidenses provocó alarma en el Congreso y también en la Casa Blanca. Senadores demócratas y republicanos instaron ayer a abrir una investigación sobre lo que consideran una “grave amenaza” a la seguridad nacional. El senador republicano John McCain y el líder de la bancada demócrata en el Senado, Charles Schumer, emitieron un comunicado conjunto en el que advirtieron que “las recientes informaciones alarman a todos los estadounidenses”.

El líder de la bancada republicana en el Senado, Mitch McConnell, también se manifestó a favor de una investigación bipartidista y aclaró que Estados Unidos y Rusia “no son amigos”. En total, al menos diez senadores republicanos quieren investigar las supuestas acciones rusas después de las informaciones que surgieron el fin de semana.

El pedido de los senadores fue respaldado ayer por el gobierno de Barack Obama. Su portavoz, Josh Earnest, dijo que el Ejecutivo apoya desde hace tiempo que el Congreso lleve a cabo “una revisión” de esos ciberataques, algo que “está justificado” si se tiene en cuenta “lo que está en juego” y sus “consecuencias”.

Otra solicitud llegó por parte de diez miembros del Colegio Electoral, entidad que el lunes tiene que nombrar oficialmente a Trump como presidente de Estados Unidos. “Los electores necesitan saber de la comunidad de inteligencia si hay investigaciones en curso sobre los lazos entre Donald Trump, su campaña o asociados, y la interferencia del gobierno ruso en las elecciones, el alcance de esas investigaciones, hasta qué punto estas investigaciones pueden haber llegado y quién estaba involucrado”, dice la carta abierta que publicaron.

“Exigimos además una sesión informativa sobre todos los hallazgos de la investigación, ya que estos asuntos afectan directamente los factores centrales en nuestras deliberaciones sobre si el señor Trump está en condiciones de servir como presidente de Estados Unidos”, agrega.

Este pedido fue respaldado ayer por el equipo de la rival demócrata de Trump en las elecciones, Hillary Clinton. “La carta bipartidista de los electores plantea cuestiones muy graves que involucran nuestra seguridad nacional”, dijo en un comunicado John Podesta, jefe de campaña de Clinton. “Los electores tienen una responsabilidad solemne bajo la Constitución y apoyamos sus esfuerzos para que sus preguntas sean resueltas”, agregó.

El asesor aprovechó para recordar que la ex secretaria de Estado advirtió antes de las elecciones sobre la interferencia de Moscú y “su evidente objetivo de herir” la campaña demócrata “para ayudar a Donald Trump” a conseguir votos. Añadió: “A pesar de nuestras protestas, este asunto no recibió la atención que merecía. Ahora sabemos que la CIA ha determinado la interferencia de Rusia en nuestras elecciones con el propósito de elegir a Donald Trump. Esto debería angustiar a cada estadounidense”.

El asunto despertó suspicacias en Alemania, donde algunos líderes políticos sugirieron que el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) podría verse “beneficiado” por ciberataques desde Rusia en las elecciones generales de 2017. La dirección de AfD dijo ayer que esa idea era “absolutamente absurda”, “fuera de todo fundamento” y “carente de lógica”. La canciller alemana, Angela Merkel, expresó su preocupación sobre este tema en reiteradas ocasiones, entre ellas en el congreso federal de su partido, la semana pasada.

Es negociable

Las relaciones entre el futuro presidente de Estados Unidos y China adquirieron un nuevo nivel de tensión el domingo cuando, en una entrevista con la cadena Fox, Donald Trump dijo que no tiene “por qué” estar “ligado” a la política de “una sola China”, que no reconoce a Taiwán y que constituye la base de las relaciones bilaterales desde 1972. Eso sí: advirtió que podría llegar a mantener la actual relación a cambio de ventajas comerciales. Trump acusó a China de estar “dañando muy profundamente” a Estados Unidos con “su devaluación”, “sus impuestos en las fronteras” y “la construcción de una enorme fortaleza en medio del Mar de China Meridional”, y aseguró que no permitirá que ese país le “dicte” lo que tiene que hacer. El portavoz de la cancillería china, Geng Shuang, respondió ayer que si el principio de “una sola China” se viera “perjudicado o puesto en peligro, no habría posibilidad de un crecimiento sólido y continuado de las relaciones China-Estados Unidos, ni de cooperación bilateral en áreas importantes”. El funcionario agregó que este asunto no afecta sólo a los intereses de los dos países involucrados, sino también “a la paz, la estabilidad y la prosperidad de Asia-Pacífico y del mundo”.