El general retirado John Kelly será el nuevo secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos una vez que Donald Trump llegue a la Casa Blanca, según informaron ayer medios como The New York Times, The Washington Post y la cadena CBS. El millonario todavía no le ofreció formalmente el cargo a Kelly porque espera a que el ex militar vuelva al país la semana que viene.

Kelly, de 66 años, fue hasta principios de año el jefe militar del Comando Sur, la entidad encargada de las operaciones militares estadounidenses en América del Sur, Centroamérica y el Caribe. Durante los cuatro años que ocupó el cargo, Kelly tuvo la tarea de fortalecer alianzas en 32 países en cuestiones como las políticas contra el narcotráfico, la inmigración ilegal y los desastres naturales. También fue encargado de entrenamiento militar en la región.

Antes, Kelly se desempeñó como comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak y fue un hombre de confianza para el presidente Barack Obama. Con él tuvo enfrentamientos en temas como el ingreso de las mujeres a las Fuerzas Armadas: argumentó que los militares tendrían que rebajar los estándares físicos para estar “a la par”. El futuro secretario de Seguridad Nacional también causó polémica cuando dijo que el programa de alimentación forzada para los presos de Guantánamo en huelga de hambre era “razonable” y “humano”. En ese entonces, rechazó las críticas de múltiples activistas de derechos humanos.

Uno de los hijos de Kelly murió en 2010 mientras combatía en Afganistán. Fuentes del equipo de transición de Trump dijeron a The New York Times que este factor influyó en la decisión del empresario, que quería contratar a alguien que entendiera los riesgos de enviar tropas al extranjero. Elegir a Kelly puede ayudarlo también a recuperarse de la pelea que tuvo, durante la campaña, con los familiares de un soldado musulmán que murió en combate en Irak.

Si es confirmado por el Senado, Kelly se convertirá en el tercer militar del gabinete de Trump. Su papel, como responsable del departamento encargado de hacer cumplir las leyes migratorias y controlar las fronteras, será central en un gobierno liderado por alguien que prometió la construcción de un muro en la frontera con México y la deportación de millones de indocumentados.