Cuatro hospitales sirios, ubicados en Idleb y en Alepo, fueron bombardeados ayer. La cifra de víctimas no se conocía con exactitud anoche, y variaba según la fuente. Uno de esos centros médicos, en Maruaat al Namuan, recibía el respaldo de la organización civil Médicos sin Fronteras (MSF), que en un comunicado confirmó que allí murieron siete personas y desaparecieron otras ocho. “Parece que la destrucción de la instalación respaldada por MSF ha sido un ataque deliberado contra las infraestructuras sanitarias”, denunció el coordinador general de la entidad en Siria, Massimiliano Rebaudengo. Aunque MSF no identificó en su comunicado al autor de los bombardeos ya que aún no ha recolectado “suficiente información”, su presidente en Francia, Mego Terzian, los adjudicó a “Rusia o al gobierno sirio” del presidente Bashar al Assad, informó la agencia de noticias Reuters. El otro centro atacado fue el Hospital Nacional de Maraat al Nuaman, donde murieron siete civiles más, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres.

Ayer el presidente sirio, Bashar al Assad, respondió a la iniciativa acordada por Estados Unidos y Rusia de llegar a un cese del fuego en el plazo de una semana. Según citó la agencia Efe, Al Assad dijo: “Quieren un alto el fuego en una semana. Muy bien, y ¿quién puede reunir todas las condiciones y demandas en una semana? Nadie”.