Irán elige hoy a su Majlís o Asamblea Consultiva Islámica, que equivale al Parlamento. Además de tener las funciones de un poder legislativo, puede expresar su opinión e influir sobre todas las actividades del Estado, incluso sobre aquellas en las que no tiene jurisdicción, como las relaciones exteriores, informó la agencia de noticias Efe. Sin embargo, según la Constitución que rige en Irán desde la Revolución Islámica de 1979, el Majlís está a su vez supeditado al Consejo de Guardianes, un órgano de seis expertos religiosos y seis juristas que son designados por el líder supremo, el ayatolá.

El Consejo de Guardianes cumple una función similar a la de una segunda cámara parlamentaria y, a su vez, es el que dictamina si las leyes siguen los criterios constitucionales y religiosos iraníes. Sólo cinco de los 290 diputados están libres del control que ejerce el Consejo de Guardianes sobre las candidaturas y la actividad del Majlís. Estos cinco diputados son los que responden a las minorías religiosas: un judío, un zoroastriano, un cristiano asirio y dos católicos armenios. El control del Consejo de Guardianes sobre las candidaturas es rígido y fue objeto de polémica en la previa de las elecciones de hoy.

Las presidenciales dejaron un país ideológicamente dividido en dos grandes corrientes: los ultraconservadores del ayatolá Alí Jamenei y los reformistas del presidente Hasan Rohani. El Consejo de Guardianes representa a Jamenei y los reformistas aseguran que ha eliminado a muchas de sus candidaturas con el objetivo de que su sector no logre la victoria en estas elecciones legislativas.

El consejo habilitó a poco más de la mitad de las candidaturas que se presentaron y, según medios iraníes, la mayoría de las que no fueron habilitadas eran de los reformistas. El Consejo de Guardianes no publica sus argumentos para retirar las candidaturas. Entre los excluidos de las elecciones figura Hasan Jomeini, moderado y nieto del fundador de la República Islámica, el ayatolá Ruholá Jomeini.

La semana pasada, Jamenei defendió públicamente al consejo y aseguró que quienes lo critican le hacen el juego a “la voluntad del enemigo”, que es la de quitarle legitimidad al gobierno iraní. “Muchos de los que repiten las acusaciones del enemigo sobre el consejo son ignorantes de sus acciones, pero ese acto no sólo daña al consejo, sino también al proceso electoral, al Parlamento y a todo el proceso legislativo por los próximos cuatro años”, aseguró. Éste es el argumento que utilizan los ultraconservadores para sostener que quienes critican al consejo son colaboradores de Estados Unidos o de Reino Unido que buscan desacreditar al gobierno de Irán y tener injerencia en la política interna iraní.

La puja entre ambos sectores ha hecho que se superen algunos límites. Un ejemplo es que los ultraconservadores utilizaron durante la campaña la imagen del ayatolá y de su antecesor, Jomeini, lo cual está prohibido.

Si bien el pacto nuclear internacional que alcanzó Irán (con Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China, Rusia y Alemania) ya fue aprobado en el Majlís, éste puede condicionar su avance o el cumplimiento que haga el gobierno de los pasos que vienen más adelante.

Además del Parlamento, hoy se elige la Asamblea de Expertos, un organismo de 88 clérigos que designa, supervisa y tiene la potestad de destituir al líder supremo. En estas elecciones se postula el propio presidente de Irán, Rohani.

Algunos analistas de Medio Oriente consideran que esta elección es más importante todavía que la legislativa, teniendo en cuenta la posibilidad de que en los ocho años que dura el mandato de los integrantes del Consejo de Expertos pudiera ocurrir algún cambio en el máximo liderazgo.