Llegaron solos escapando de Siria o de otros países en conflicto y, cuando finalmente llegaron a Europa, desaparecieron. El enorme flujo de inmigrantes que llega diariamente al viejo continente y la diversidad de puertas de entrada hace que muchas personas escapen a los controles y a los registros. En este contexto de irregularidades, los niños se convierten en objetivos para las organizaciones de trata de personas. La Europol estimó, en un informe publicado el domingo en el semanario británico The Observer, que se desconoce el paradero de al menos 10.000 niños que llegaron a Europa en el marco de la crisis migratoria. “No todos [los niños] son sometidos a explotación criminal, algunos han podido quedar en manos de familiares. Pero no sabemos dónde están, qué están haciendo o con quiénes están”, señaló el jefe de gabinete de Europol, Brian Donald, al semanario. Donald dijo que de estos 10.000 niños, 5.000 desaparecieron en Italia, donde muchos varones son obligados a trabajar en la venta de drogas y muchas niñas son sometidas a la explotación sexual comercial, según denunció la Policía italiana. Otros 1.000 desaparecieron en Suecia.
Estos niños que viajan solos quedan expuestos a una “infraestructura criminal paneuropea” nueva que persigue especialmente a los refugiados y que operaría desde Alemania y Hungría, explicó Donald.
Según la organización civil Save the Children, que se dedica a la defensa y promoción de los derechos de la infancia, de los 270.000 niños refugiados, 26.000 llegaron a Europa sin compañía. Nadie sabe qué pasó con casi la mitad de ellos. Para Leonard Doyle, portavoz de la Organización Internacional de Migraciones, que hayan desaparecido 10.000 niños es “chocante” pero “no sorprendente”. “Esperemos que ahora la UE ponga recursos para encontrar a estos niños, los asista y los ayude a reunirse con sus familias”, agregó Doyle en diálogo con la cadena BBC. La respuesta del bloque llegó rápido. “Leemos con preocupación lógica y evidente las informaciones de Europol”, dijo ayer el portavoz de la Comisión Europea (CE), Margaritis Schinas, durante una conferencia de prensa. Schinas instó a la Europol a seguir investigando y dijo que, llegado el momento en que haya pruebas o “hechos”, la CE “estará lista para ayudar en cualquier aspecto en que su ayuda sea significativa”.
Los que no desaparecen
La alerta de la Policía europea se produjo días después de que el gobierno de Reino Unido anunciara que aceptará como refugiados a niños y adolescentes que no viajen acompañados y provengan de Siria u otros países en conflicto, pero con una condición: no recibirá a ninguno que ya haya entrado a Europa. Si bien no ahondó en cifras, el gobierno precisó que estos niños serán adicionales a los 20.000 refugiados que Reino Unido se comprometió a acoger de ahora a 2020. También confirmó que trabajará con la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados para identificar “casos excepcionales” de niños a los que les haría bien viajar a otro país.
Pero mientras unos desaparecen y otros se preparan para cruzar al gélido continente europeo, miles de niños que ya están allí intentan sobrevivir. UNICEF y Save the Children advirtieron en enero sobre cómo puede afectar el frío a los niños que no reciban la atención requerida. “La situación es absolutamente desesperada”, dijo en ese sentido Valentina Bollenback, portavoz de Save the Children, a la agencia de noticias AFP desde la frontera entre Serbia y Macedonia. “Existe un riesgo creciente de hipotermia, neumonía y otras enfermedades”, agregó. Bollenback reconoció que las autoridades serbias “intensificaron” sus esfuerzos ante el frío, pero insistió en que se requiere responder al problema de manera “digna para el ser humano”. UNICEF, por su parte, informó en un comunicado que los niños refugiados llegan “físicamente extenuados, aterrorizados y a veces con necesidad de asistencia médica” tras cruzar las fronteras. “Las temperaturas registradas recientemente por debajo de cero amenazan la salud de los niños que no disponen de ropa ni comida adecuada”, indicó. “La ausencia de calefacción en algunos centros de acogida y en algunos medios de transporte agrava la situación”, añadió. El vocero de UNICEF Christophe Boulierac explicó que el riesgo de que los niños mueran congelados es “muy alto”.
En tanto, la Nobel de la Paz Malala Yousafzai anunció el domingo que intentará conseguir que los líderes mundiales que participen el jueves en la cumbre “Apoyar a Siria y a la región” se comprometan a entregar 1.400 millones de dólares para facilitar el acceso a la educación a los niños sirios refugiados.