Con el 72% de los votos escrutados, el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia anunció que el No ganaría sobre el Sí, con 56,5% de apoyo frente a 43,2%, respectivamente. Ayer, la Agencia Boliviana de Información publicó una encuesta de la consultora Mori, que daba por ganador al No, con la aclaración de que no incluía datos de los votos en el exterior ni del área rural.
La de ayer es la primera votación desde 2005 en la que una mayoría de bolivianos emite un voto desfavorable para Morales. El presidente fue electo con 54% de los votos en su primera elección, en 2005, y luego fue reelecto con 64% y 61% en 2009 y 2014, respectivamente.
En el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) no hay un sucesor natural para Morales que pueda generar un respaldo electoral similar. A raíz de esa situación el MAS propuso que fuera Morales quien continuara en el cargo más allá de 2020, cuando termina su mandato, y el Congreso aprobó la convocatoria al referéndum de ayer.
La consulta proponía una reforma de la Constitución para habilitar dos reelecciones consecutivas del presidente, y no sólo una como ahora. Si bien Morales fue elegido tres veces consecutivas (en 2005, 2009 y 2014), la Justicia determinó que las reelecciones se cuentan desde la reforma constitucional de 2009, y que, por lo tanto, formalmente, fue reelecto sólo una vez, en 2014.
“Bolivia dijo No”, decía ayer Rubén Costas, gobernador de Santa Cruz y uno de los referentes de la oposición. “Hemos recuperado la democracia”, concluyó al conocer los primeros sondeos.
La votación en el referéndum estuvo marcada por dos hechos que dejaron ver cierta tensión que se vivía ayer en Bolivia. Uno de ellos fue el enfrentamiento entre el defensor del pueblo, Rolando Villena, y el vicepresidente, Álvaro García Linera, quien fue recibido con silbidos cuando llegó al centro de votación. Villena criticó el viernes que “de manera premeditada e interesada” la campaña previa al referéndum se centró en el presidente y el vicepresidente actuales, y no en que la votación define si se permitirá una segunda reelección para cualquiera que ocupe esos cargos. Consideró que esto confundió al electorado y contribuyó al “debilitamiento progresivo” de la democracia boliviana. Además, dijo que durante la campaña hubo un “uso no ético de los recursos estatales” para favorecer al Sí.
García Linera respondió a estas críticas ayer, acusando a Villena de ser un líder político de la oposición en La Paz. Aseguró que él tiene “fuertes vínculos políticos” con la oposición y que ahora que está en los últimos meses de su mandato -que termina en mayo- ha “enlodado la transparencia y el equilibrio de su gestión”. En enero García Linera había advertido que no volverían a permitir que ocupara el cargo de Villena un “político camuflado”.
El otro hecho, que determinó que un grupo de observadores internacionales fueran reasignados, fue una quema de papeles en Santa Cruz. Anoche la información no era del todo clara. La página web del diario boliviano La Razón informó que los votantes, molestos por la demora en la apertura de las mesas, quemaron papeletas electorales en dos circunscripciones. Sin embargo, el sitio de Página Siete publicó que la quema fue motivada porque el material electoral llegó incompleto. En todo caso, la votación en esas dos circunscripciones fue pospuesta para marzo. Más adelante, en 2019, los bolivianos elegirán presidente y, si se confirman las encuestas difundidas anoche, Morales no estará entre los candidatos.