España votó hace más de un mes y todavía no tiene presidente. Luego de una primera ronda de consultas con representantes de todos los partidos para saber qué candidato tenía más chances de ser electo en el Congreso, el rey le propuso la investidura a Rajoy. Sin embargo, el líder conservador rechazó la invitación porque, al no tener el apoyo suficiente, no sería electo para gobernar y automáticamente iniciaría la cuenta regresiva para convocar nuevas elecciones. Felipe VI inauguró entonces una segunda ronda de consultas, que comenzó la semana pasada y continuará hoy, con los representantes de Podemos y Ciudadanos, y mañana, con Sánchez y Rajoy. Si el rey llegara a proponerle nuevamente la investidura al presidente en funciones, él le volvería a decir que no. Así lo confirmó ayer en una conferencia de prensa el vicesecretario general del PP Javier Maroto cuando le preguntaron cuál sería la postura de Rajoy: “Si no hay modificaciones en los apoyos recibidos, no hay razones para cambiar”, aseguró. Agregó: “Hay que ir a la investidura con los respaldos suficientes”.

Esta declaración volcó todas las miradas en Sánchez, quien por lógica podría ser la próxima alternativa de Felipe VI. Sin embargo, antes de pensar en una potencial propuesta de investidura, el líder del PSOE tiene que lidiar con la oferta concreta que le hizo Podemos. Ésta supone un gobierno tripartito presidido por Sánchez, con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ocupando una de las vicepresidencias y un ministerio liderado por Alberto Garzón, secretario de Izquierda Unida (IU). En realidad, la propuesta del rey y la de Iglesias están relacionadas, ya que si el PSOE se enfrentara a una investidura en el Congreso necesitaría el apoyo de otros partidos, como Podemos e IU, porque no cuenta con los votos suficientes para conseguirla por sí solo.

En una movida inesperada para muchos socialistas por lo inédita, Sánchez anunció que cualquier pacto -incluso el que podría alcanzar con Podemos e IU- será consultado con los militantes del partido por medio de una votación interna. “Someteré a la militancia los pactos que puedan alcanzarse, que espero que sean de un gobierno progresista y reformista”, dijo el sábado el dirigente ante el Comité Federal de PSOE. Además, insistió en que “el para qué definirá con quién” se aliará, y aseguró que lo que decidirá la militancia es, básicamente, el contenido del posible acuerdo y con qué partido se puede compartir. La decisión de los militantes, explicó, deberá ser ratificada por el Comité Federal, por lo que los presidentes regionales del partido también tendrán su espacio para opinar. Tras la intervención de Sánchez, pidieron la palabra varios miembros del PSOE. Todos coincidieron en que no hay que negociar con un partido que apoya la celebración de un referéndum independentista en Cataluña, como es el caso de Podemos.

La iniciativa de Sánchez despertó distintas opiniones dentro del PP. Maroto consideró que es un “laberinto sin salida” y que el líder socialista agrava la situación política de España “al haber enfrentado a la militancia con la dirección”. “Nosotros [el PP] proponemos que, en lugar de escuchar a unos miles de militantes del PSOE, que tienen todo nuestro respeto, se escuche a millones de votantes”, agregó, en referencia a las últimas elecciones, en las que su partido fue el más votado.

Ayer, en tanto, antiguos ministros y presidentes regionales del PSOE divulgaron un comunicado en el que advierten que una posible alianza con Podemos “destrozará” al partido, “porque es el socio más desleal posible”, que se presenta como “progresista” cuando en verdad es “populista”.