De acuerdo con cifras publicadas el jueves, la economía brasileña cerró 2015 con una retracción de 4,5% en su nivel de actividad, por encima de la cifra promedio que esperaban los analistas vinculados al mercado, que era de 3,8%. El Índice de Actividad Económica del Banco Central muestra además una aceleración de la caída hacia finales de año: en el último trimestre la caída de la actividad económica fue de 1,9% respecto del trimestre anterior y en diciembre fue de 0,52%.
El indicador del Banco Central de Brasil, que considera las encuestas de actividad que realiza el Instituto Brasileño de Geografía Económica (IBGE) en la industria, el comercio y otros servicios, muestra además que diciembre fue el décimo mes consecutivo de caída de la actividad.
Si se cumple la expectativa de los analistas de mercado, que esperan una retracción de 3,3% en la actividad de 2016, Brasil acumulará tres años consecutivos de caídas, algo que no se observa desde la década de 1930. En ese marco, la agencia calificadora Standard and Poor’s (S&P) rebajó una vez más la nota de la deuda soberana de Brasil (la emitida por el gobierno). El jueves 18, la nota pasó de BB+ a BB, con perspectiva negativa. En el comunicado de prensa la agencia justificó su decisión señalando que el perfil de crédito de Brasil se debilitó desde setiembre, cuando los “desafíos políticos y económicos siguen siendo considerables”. En setiembre S&P le quitó su “grado inversor” -una especie de “sello de calidad” que los inversores consideran al tomar decisiones- cuando la nota de su deuda fue rebajada de BBB- a BB+, con perspectiva negativa.
De todas maneras, el Ministerio de Hacienda consideró en un comunicado que la nueva rebaja es temporaria y que será revertida “tan pronto como los resultados de las medidas en funcionamiento comiencen a producir efectos en la economía, llevando al reequilibrio fiscal y a la recuperación del crecimiento”.
La calificadora S&P afirmó que espera “un proceso de ajuste más prolongado, con una corrección más lenta de la política fiscal”, y previó que Brasil terminaría 2015 con una retracción de 3,71% y 2016 con una caída en la actividad de 3%. Sin embargo, estima que retomará el crecimiento en 2017, a pesar del turbado ambiente político que, de acuerdo con la agencia, “complica la aprobación de medidas de ajuste fiscal para reactivar la maltratada economía nacional”. De todos modos, agrega en su comunicado una frase con un tono inquietante: “A pesar de los planes del gobierno para desarrollar una reforma estructural, como la de la seguridad social, esperamos que el ambiente político después del proceso de impeachment siga limitando la viabilidad de las reformas, independientemente de quién sea presidente”.
Brasil también perdió el grado inversor otorgado por la agencia Fitch, que en diciembre recortó la nota dos veces en 60 días y también la colocó en perspectiva negativa, lo que indica que puede ser nuevamente rebajada. Sólo Moody’s mantenía el grado inversor para Brasil, pero el miércoles esto cambió cuando la agencia anunció su decisión de bajar la nota del país de BAA3 a BA2 con perspectiva negativa.