El local de la agrupación kirchnerista Nuevo Encuentro (NE) fue atacado a balazos durante el acto de su inauguración, el sábado casi a la medianoche, en el barrio Villa Crespo, en Buenos Aires, y dos mujeres sufrieron heridas. Un día antes, un local de La Cámpora también fue baleado.
“No recuerdo hechos de violencia política de este tipo desde la reapertura democrática”, dijo el líder de NE, Martín Sabbatella. “Es el inicio más violento de un mandato presidencial en las últimas décadas”, agregó. Un diputado del sector, José Cruz Campagnoli, dijo que los ataques forman parte de “una trama instalada” desde la asunción de Mauricio Macri, que “incita a la violencia”. Agregó: “En las calles y en las redes hay un sector radicalizado de violencia anti-K que siente que ahora puede: están legitimados para ser violentos”.
Sin ir tan lejos, Sabbatella consideró que estos hechos son consecuencia de un “discurso estigmatizante” de un gobierno “que habla de la militancia como la grasa que hay que extirpar”, en referencia a las declaraciones realizadas semanas atrás por el ministro de Finanzas, Alfonso Prat-Gay, acerca de los despidos en el Estado.
El líder de NE exigió un “enérgico repudio” a estos hechos por parte de Macri, porque el discurso del gobierno que éste lidera “estigmatiza a la militancia, la pone como algo negativo, como un problema para la sociedad, y hace que después puedan suceder estas cosas”. Sabbatella se reunió ayer con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y también pidió tener un encuentro con el titular de la cartera de Interior, Rogelio Frigerio.
Un comunicado publicado anoche en la página de la Presidencia argentina manifestaba que Bullrich informó a Macri sobre “detalles de lo sucedido el fin de semana” y que el presidente “repudió hoy el ataque que sufrieron militantes” de NE.