Está previsto que hoy lleguen a Turquía entre 400 y 500 refugiados que viajan desde Grecia, en la primera jornada de aplicación del plan acordado con la Unión Europea (UE) hace menos de un mes, anunció ayer el ministro del Interior turco, Efkan Ala.

El viernes el Parlamento griego aprobó la ley que reforma el proceso de demanda de asilo y regula la devolución de inmigrantes a los llamados “países seguros”. En tanto, Turquía tiene pendiente hacer las modificaciones legislativas necesarias para asegurar que en sus costas no se produzcan las “devoluciones en caliente” -la expulsión inmediata de los inmigrantes en el momento en que intentan cruzar la frontera-, prohibidas por el derecho europeo e internacional.

Según los términos del acuerdo -que Turquía propuso a cambio de recompensas políticas y económicas-, las personas que llegaron a Grecia de manera ilegal serán detenidas y enviadas a territorio turco una vez que las solicitudes de asilo sean procesadas. Otro de los mecanismos pactados establece que el bloque europeo admitirá a un sirio en su territorio por cada sirio que sea deportado de Grecia a Turquía. Según la agencia de noticias Reuters, más de 6.000 inmigrantes y refugiados fueron registrados en las islas griegas desde que se anunció el pacto entre la UE y Turquía.

El acuerdo también establece que los refugiados permanecerán recluidos en centros de detención mientras Turquía evalúa los casos y decide quiénes tienen derecho a recibir asilo. Este y otros puntos del acuerdo fueron criticados por distintas organizaciones civiles y organismos internacionales, que lo calificaron de “inhumano” e “injusto”. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados manifestó el viernes su preocupación por la falta de coordinación y preparación de las autoridades turcas y griegas a la hora de devolver a solicitantes de asilo a Turquía, y la portavoz de la organización, Melissa Fleming, les exigió a las partes que garanticen la seguridad de los refugiados. Fleming mencionó también su temor a que el gobierno turco deporte a los inmigrantes “en masa” a países como Afganistán, Irán e Irak, donde podrían correr peligro.

Ese mismo día, Amnistía Internacional acusó a Turquía de obligar a miles de refugiados a regresar a Siria en los últimos meses y a la UE de “ignorar a propósito” ese tipo de prácticas “ilegales”. “En su desesperación por sellar las fronteras, los líderes de la UE han ignorado a propósito el más simple de los hechos, que Turquía no es un país seguro para los refugiados sirios”, dijo el director para Europa y Asia Central de la organización, John Dalhuisen, en un comunicado. La cancillería turca se limitó a decir que esas declaraciones “no reflejan de ningún modo la realidad”. La Comisión Europea sostuvo que no tiene una confirmación real de que Ankara practique estas expulsiones forzosas, aunque aseguró que está trabajando para verificarlo.