“Ya no hay una carrera, según lo que veo en televisión”, dijo Trump a sus seguidores, después de conocer los resultados de las primarias republicanas en Nueva York, el estado donde nació. “El senador [Ted] Cruz está casi matemáticamente eliminado”, agregó, desde uno de sus edificios, en Manhattan. El empresario obtuvo 60,2% del apoyo del electorado republicano, cuando estaba escrutado 90% de los votos. Varios puntos más abajo quedaron John Kasich, que alcanzó cerca de 25% de los votos, y Cruz, que se posicionó en tercer lugar, con 15%.

De esta manera, Trump consiguió la mayoría de los 95 delegados que se disputaban, lo que lo acerca a los 1.237 que necesita para conseguir la nominación presidencial antes de la convención partidaria de julio. “Vamos a llegar a la convención como vencedores en número de delegados ganados de manera justa, con votos. Nadie debería aceptar delegados que no ha conseguido por su cuenta, como yo”, dijo el empresario, antes de calificar de “podrido” el sistema de elección de candidato en la convención republicana, aunque dijo que “el de los demócratas es aun peor”. Advirtió, además, que si llega a la convención republicana con mayor número de delegados que sus rivales y no es el elegido por el partido, no será “justo”.

Después se dedicó a explicar cómo planea “volver a hacer grande” a Estados Unidos, como predica el lema de su campaña. Explicó que si llega a la Casa Blanca dejará sin efecto la reforma sanitaria del presidente Barack Obama -conocida como Obamacare-, que “está haciendo que se trate mejor a los ilegales que a la gente de este país”, y trabajará para “devolver los empleos a Estados Unidos”. También mostró su intención de “crear un ejército mayor y más fuerte”. En su discurso, el empresario no nombró ni una vez a Clinton, aunque sí mencionó al candidato demócrata Bernie Sanders. “No es que me guste Sanders, pero últimamente sólo lo veo ganar y, aun así, no paran de decir que no tiene ninguna posibilidad”, disparó.

Para Clinton, Nueva York marcó el comienzo de “la recta final”, según dijo el martes en un discurso que brindó a menos de un kilómetro de la torre Trump. La candidata demócrata expresó su “profundo agradecimiento” a quienes la votaron y recordó el cariño que le tiene al estado, donde lanzó su campaña e instaló su sede. “Hoy se ha probado, de nuevo, que no hay lugar como el hogar”, dijo. Con 99% de los votos demócratas escrutados, Clinton recibió 57,9% de las preferencias, mientras que Sanders logró 42,1%. Los demócratas -y las encuestas- preveían una competencia reñida, ya que, a pesar del gran apoyo con el que cuenta Clinton en Nueva York, su rival llegaba a esta votación con una racha de triunfos. Aunque Sanders consiguió movilizar a buena parte de los votantes más jóvenes, Clinton logró el voto decisivo en un estado tan diverso como Nueva York: el voto de mujeres, latinos y negros fue la clave de su victoria.

Hasta las primarias del martes, en Nueva York, la candidata tenía 1.307 delegados, y su oponente, 1.094. Con la victoria de Hillary, se le suman 244 y se amplía la diferencia sobre el senador, que tendrá que reforzar la batalla para reponerse.

Sanders esperó los resultados en Vermont, el estado que representa en el Senado y donde reside. “Felicito a la secretaria Clinton por su victoria. La semana que viene competiremos en Pensilvania, Maryland, Connecticut, Rhode Island y Delaware, y esperamos ganar en varios de esos estados”, dijo, ya con la vista puesta en las próximas primarias. “Sin embargo, debo decir que me preocupa mucho cómo se ha llevado el proceso de votación en el estado de Nueva York”, agregó, en referencia a los miles de votantes del distrito de Brooklyn -de donde Sanders es originario- que tuvieron problemas para votar por errores en las listas. En un comunicado, las autoridades municipales de Nueva York confirmaron que 125.000 votantes demócratas de Brooklyn fueron eliminados del censo, sin que se les explicara “adecuadamente” por qué, y finalmente se quedaron sin votar.