En el marco del VII Congreso del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte -el primero desde 1980- el líder norcoreano, Kim Jong-un, dijo que su país continuará con su programa nuclear, pero “no usará armas atómicas a menos que su soberanía sea invadida por fuerzas agresivas y hostiles con armas nucleares”. Así el gobernante se apartó de su discurso habitual, mucho más agresivo hacia Estados Unidos y Corea del Sur.
Kim también propuso que se mantengan conversaciones militares entre las dos Coreas para aliviar la tensión en la región, una opción que fue descartada por Corea del Sur. El Ministerio de Unificación surcoreano emitió un comunicado calificándola de “propaganda”.
Además, Kim presentó un plan económico quinquenal. Sin dar muchos detalles, dijo que se centrará en impulsar “la producción en la agricultura y la industria ligera”. Según informó la agencia de noticias Efe, el gobernante agregó que antes de aplicarlo será necesario aumentar la capacidad de generación de energía con la construcción de centrales hidroeléctricas y la ampliación del uso de energías renovables.