Más de 400 personas fueron detenidas el sábado en la ciudad alemana de Stuttgart, al sur del país, cuando protestaban durante el congreso del partido ultranacionalista y euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán). La protesta, convocada por grupos de izquierda que coreaban “Fuera, nazis” en la puerta del edificio, terminó en enfrentamientos con policías cuando los manifestantes prendieron fuego contenedores de basura y neumáticos, en un intento por bloquear la entrada al congreso. Antes habían cortado dos carreteras e impedido el acceso de decenas de personas que querían presenciar el encuentro.

Según informó la Policía de Stuttgart, más de 1.000 personas participaron en la manifestación, algunas armadas con objetos de hierro y madera. Las fuentes policiales también aseguraron que detuvieron a “los más violentos” pero que, después de tomarles declaración, los liberaron.

Esas manifestaciones demoraron una hora el comienzo del congreso del partido liderado por Frauke Petry, que se extendió hasta ayer. El copresidente de AfD, Jörg Meuthen, inauguró el encuentro con una frase que podría resumir lo que se debatió durante gran parte del congreso: “Nos resistimos a la llegada incontrolada de inmigración de otras culturas”. Meuthen, que fue aplaudido de pie por los 2.000 militantes presentes, dijo que su formación se convertirá en un “nuevo partido mayoritario” representante del “patriotismo sin complejos”, para las elecciones de 2017.

Si se cumple lo que prevén las últimas encuestas, este partido puede convertirse en la tercera organización política de Alemania. El rápido ascenso de AfD -que hace un año contaba con 5% de intención de voto y ahora alcanza 23%- se debe a un discurso euroescéptico, nacionalista y antiinmigrante, que tomó impulso con el plan de acogida de refugiados de la canciller Angela Merkel.

Ayer, AfD declaró en la segunda jornada del congreso que el islam “no es parte de Alemania” y aprobó una moción que afirma que esta religión encierra una “ideología política” que, en su versión “ortodoxa”, es “anticonstitucional”. En la misma línea, los ultranacionalistas respaldaron la prohibición de los minaretes -las torres de las mezquitas desde las cuales se hace el llamado diario a la oración-, el burka y el uso del hijab (el velo islámico que cubre el pelo y rodea la cara) en las escuelas, considerados símbolos que implican una “presencia pública excesiva de la religión”.

El día anterior, el partido respaldó una moción que aboga por la “disolución o reforma en profundidad” de la Unión Europea.