Palabras dichas y escritas por el papa Franciso generaron malestar en el oficialismo argentino. La semana pasada Jorge Bergoglio recibió a los miembros del Consejo Episcopal Latinoamericano. Este consejo informó, en su página web, que en el encuentro Francisco manifestó su “preocupación” por “las problemáticas sociales, políticas y económicas en América”. Entre ellas mencionó, en particular, “las complejas coyunturas que viven Venezuela, Brasil, Bolivia y Argentina”.

A estas declaraciones, que generaron molestia -sobre todo, por la comparación de la situación argentina con la venezolana-, se sumó una carta enviada por el papa al presidente Mauricio Macri por el aniversario de la Revolución de Mayo, que se conmemora hoy. En la misiva, el papa le envía una “cordial felicitación” a Macri y dice que está rezando para que los argentinos puedan “avanzar continuamente en la búsqueda del bien común, la reconciliación y la fraternidad”.

El presidente le respondió, agradeció las felicitaciones y escribió: “Le hacemos llegar nuestra firme decisión de avanzar en la concreción de los objetivos que usted menciona -reconciliación y fraternidad- para alcanzar la unión de todos los argentinos”.

Pero tanto la carta como los comentarios reavivaron cierto malestar en el gobierno argentino con el papa Francisco. Según diversos medios periodísticos, jerarcas que pidieron no ser identificados opinaron que Bergoglio fue más cercano con el anterior gobierno, liderado por la presidenta Cristina Fernández, que con el actual.

Este no es el primer episodio de tensión entre el gobierno de Macri y el papa. También hubo molestias cuando Bergoglio envió un rosario a la líder de la organización Tupac Amaru, Milagro Sala, vinculada al kirchnerismo, cuando ya estaba detenida, investigada por varios cargos y acusada de algunos por el gobierno de Jujuy. El gobernador Gerardo Morales es un dirigente radical aliado del oficialismo.

Más o menos al mismo tiempo viajó a El Vaticano la gestora del comedor Los Piletones, Margarita Barrientos, cercana a las áreas sociales de Propuesta Republicana, el partido de Macri. Cuando regresó a Argentina, Barrientos dijo que el papa no había querido recibirla, aunque después se confirmó que él nunca se enteró de la visita, informó el diario argentino Página 12.

Tampoco cayó bien en el macrismo que el papa invitara a la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, a que visitara el Vaticano el viernes. El jefe de gabinete de Macri, Marcos Peña, dijo que entendía a quienes estaban molestos por la invitación cursada por el papa y agregó que “es difícil encontrar a otro argentino que haya sido tan agresivo y ofensivo contra todo aquel que pensara distinto”. En una publicación en Facebook, Peña también dijo que “muchos sienten que [los del papa] son demasiados gestos para un lado y pocos para el otro”, en una aparente referencia a las diferencias en el trato de Bergoglio con el kirchnerismo y el macrismo.

Pero la molestia también se puede ver en otros partidos políticos: la diputada de Generación para un Encuentro Nacional y candidata a la presidencia por el Frente Amplio Progresista, Margarita Stolbizer, criticó la carta que Bergoglio envió a Macri y defendió al presidente. Aseguró que “si de algo” se encargó el gobierno es de construir “un marco” de “convivencia política con todos los sectores”. Además Stolbizer dijo, en referencia al papa: “Cuando se mete en la política doméstica no me gustan las cosas que hace”.

El papa no ha sido el único representante de la iglesia católica que ha criticado al gobierno. El domingo, dos días después de que Macri vetara una ley que prohibía temporalmente los despidos, la Comisión Episcopal de Pastoral Social emitió un comunicado en el que advierte sobre “la fragilidad de la condición laboral de miles de argentinos” y la “precarización laboral” de “buena parte de los trabajadores”. Esas son “señales de alerta que no se pueden desoír”, advirtió la comisión. Por su parte, la organización social de la iglesia, Cáritas, informó que tuvo que abrir 25 comedores nuevos porque existe “una mayor necesidad” de los sectores más pobres de Argentina por el aumento de los precios de los alimentos y las tarifas de los servicios públicos. “Vivimos este proceso con preocupación”, advirtió el director de Cáritas Argentina, Horacio Cristiani.