El gran beneficiado de la jornada de ayer fue el PP de Rajoy, que con 33% de los votos ganó las elecciones y sumó 14 escaños más a su bancada. Obtuvo así un total de 137 bancas en un Parlamento de 350. El avance del PP significó, en contrapartida, la caída del derechista Ciudadanos, que logró 13% de los votos, perdió ocho escaños y se quedó con 32 diputados.
Juntos, los dos partidos de derecha suman más escaños que en diciembre, pero no alcanzan la mayoría absoluta. Además, en las elecciones pasadas Ciudadanos se negó a apoyar a un gobierno liderado por Rajoy.
El PSOE, por su parte, perdió cinco escaños en esta votación -pasó de 90 a 85- y obtuvo 400.000 votos menos que en diciembre, aunque se mantiene como la primera fuerza opositora, con 23% de respaldo, seguido muy de cerca por Unidos Podemos que, con 21% de los votos obtuvo 71 escaños. Así esa coalición mantuvo el total de diputados que obtuvieron en diciembre sus dos principales integrantes, Izquierda Unida y Podemos. Sin embargo, desde las elecciones anteriores perdió más de un millón de votos.
Los resultados de ayer muestran que las encuestas se equivocaron: no hubo retroceso del PP -más bien todo lo contrario- y no hubo sorpasso, esa expresión italiana que tanto se repitió en España durante la campaña electoral para referirse al avance seguro de Unidos Podemos que sobrepasaría al PSOE. También reflejan un fortalecimiento de los partidos tradicionales, PP y PSOE, en detrimento de los más nuevos, que en diciembre celebraban el fin del bipartidismo.
“Reclamamos el derecho a gobernar porque hemos ganado las elecciones”, dijo Rajoy anoche desde el balcón de la sede del PP en Madrid. “Hemos dado la batalla por España y sin ponernos a las órdenes de nadie”, agregó, ante centenares de seguidores. El presidente en funciones, que reconoció que el triunfo llegó luego de que el partido viviera “una etapa difícil”, prometió que hoy mismo su formación hablará “con todo el mundo” y agregó: “Nuestro único horizonte es defender a todos los españoles”.
Contra lo anunciado
La gran sorpresa de ayer fue el tercer lugar de Unidos Podemos, que en las encuestas desplazaba al PSOE del lugar que mantiene desde hace casi 40 años de primera fuerza progresista de España. El candidato de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, fue uno de los primeros en hablar ayer, en una breve conferencia de prensa que brindó junto a su compañero de coalición, Alberto Garzón. Iglesias dijo que los resultados de ayer no fueron “satisfactorios” y que “es el momento de reflexionar”.
En cambio, dijo que los integrantes de Unidos Podemos estaban “muy satisfechos” por haber decidido presentarse a las elecciones en alianza: “La confluencia se ha revelado como el camino correcto [...] para aunar el mayor número de fuerzas posible para un bloque progresista que haga políticas contra los recortes”. Además, se pronunció a favor de “privilegiar el diálogo entre las fuerzas progresistas” y, en ese sentido, dijo que ya le había mandado un mensaje al candidato del PSOE, Pedro Sánchez, para coordinar una reunión. “Sería sensato que lo primero fuera dialogar y trabajar a partir de lo que nos une”, agregó. Más temprano, cuando no se había escrutado ni la mitad de los votos, Iglesias dijo que “salían a ganar” pero que, “en cualquier caso”, la mano al PSOE seguía “tendida”.
Sánchez, sin embargo, no se mostró abierto al diálogo con el candidato de Unidos Podemos. “Espero que el señor Iglesias reflexione sobre estos resultados. Tuvo la posibilidad [luego de las elecciones de diciembre] de votar a un gobierno progresista y poner fin al gobierno de Rajoy, pero la intransigencia y el interés personal por encima del interés general han permitido mejorar los resultados del PP”, afirmó.
El líder de los socialistas dijo desde la sede del PSOE que no estaba satisfecho con los resultados porque no consiguió ganar las elecciones, aunque reconoció que, “con todo”, su partido sigue siendo la primera fuerza de izquierda. “El Partido Socialista ha vuelto a reafirmar su condición de partido hegemónico de la izquierda, y lo ha hecho ahora frente a una coalición de 20 partidos coaligados con el único propósito de ganar al PSOE”, dijo en alusión a Unidos Podemos. Por otra parte, Sánchez reconoció la victoria de Rajoy y dijo que lo llamó para felicitarlo.
El candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, se declaró “orgulloso” de los resultados -aunque su partido perdió cerca de medio millón de votos- y aseguró que “el centro vino para quedarse”. Dijo que el primer objetivo de Ciudadanos ahora será reformar la ley electoral y exigió la “regeneración de la clase política”. El dirigente anunció que citó al PP y al PSOE para dialogar y para negociar el próximo gobierno, e insistió en su condición de que no se ponga “ningún sillón” por delante de los intereses del país.
A su vez, el PSOE volverá a intentar un “gobierno transversal” con Podemos y Ciudadanos, como lo hizo hace cuatro meses, según informó al diario Público un integrante de la cúpula del partido. En términos matemáticos, esta es la única opción que tienen los socialistas de llegar al Palacio de la Moncloa. Sin embargo, en aquel entonces, Podemos y Ciudadanos se vetaron mutuamente.
El 19 de julio empezará a funcionar el nuevo Parlamento. A partir de entonces, el rey Felipe de Borbón abrirá una ronda de contactos con los representantes de los partidos con representación parlamentaria y propondrá un candidato a la presidencia. El primero será, seguramente, Rajoy, porque fue el más votado. La última vez, el líder del PP rechazó la propuesta de Felipe porque no tenía apoyos suficientes. Si esta escena se vuelve a repetir, el rey iniciaría una nueva ronda y designaría a otro candidato que, de seguir la lógica aritmética, sería Sánchez.
La Constitución española no marca plazos para la investidura, por lo que el calendario está, por el momento, incompleto. Hoy se abre una etapa de diálogos y negociaciones que será crucial para determinar el futuro gobierno de España. Sólo mediante pactos los partidos podrán desbloquear la situación política que no pudieron resolver en medio año.