El gabinete de seguridad de Israel aprobó ayer el acuerdo de reconciliación que alcanzó el gobierno de Benjamin Netanyahu con Turquía. Las relaciones entre ambos países habían sido interrumpidas en mayo de 2010, cuando el Ejército israelí asaltó la Flotilla de la Libertad, una embarcación turca en la que viajaban activistas sociales que intentaban romper el bloqueo que ejerce Israel sobre Gaza. Los soldados israelíes abordaron la flotilla y mataron a diez activistas que avanzaron sobre ellos armados con cuchillos y palos. En ese entonces, Turquía exigió a Israel que pidiera disculpas y que pagara una indemnización a las familias de las víctimas. El pedido público de disculpas llegó en 2013 y la cifra (20 millones de dólares en total) se acordó hace dos años. La concreción del pago está incluida en el acuerdo que firmaron ambos países y que, todavía, debe ser aprobado por el Parlamento turco.

El texto establece que las dos partes levantarán las restricciones que entraron en vigor en 2010 y que refieren a cuestiones de seguridad, cooperación militar e inteligencia. Además, el Parlamento turco aprobará una ley que anule las demandas que se han presentado contra los soldados israelíes que abordaron la Flotilla de la Libertad.

Por otra parte, se incluyó en el acuerdo que el gobierno de Erdogan aumente los controles para que Hamas no prepare atentados contra Israel en territorio turco y que interceda para que ese movimiento palestino devuelva a Israel a dos civiles que desaparecieron en Gaza recientemente, así como el cuerpo de dos soldados que murieron en combate en 2014. Turquía cedió en estos puntos a cambio de que Israel alivie el bloqueo que impone a Gaza y permita el envío de materiales para que la franja siga reconstruyéndose después del daño que le causó la operación militar que desplegó Israel en 2014. Además, Turquía construirá en la franja un hospital, una planta eléctrica y, junto a Alemania, una planta desalinizadora. Esta permitirá que los gazatíes obtengan agua potable, y las tres obras les brindarán una mayor independencia en cuanto a esos servicios, que hoy están en manos de Israel.

Ninguno de los países logró su principal objetivo: el de Israel era que Turquía expulsara a los representantes de Hamas que viven en su territorio, y la meta del gobierno turco era que Israel levantara totalmente el bloqueo a Gaza.

Según el diario español El País, Erdogan conversó con el presidente palestino, Mahmoud Abbas, antes de llegar a un acuerdo con Israel. En los días previos, recibió al líder de Hamas en el exilio, Qatar Jaled Meshaal.

Otro punto escrito en el acuerdo es que ambos países trabajarán para construir un gasoducto que vaya desde un yacimiento que se encuentra en aguas territoriales israelíes, que es conocido como Leviatán, a suelo turco, donde se conectará con la red que lleva gas hacia Europa.

No es el único acercamiento que buscó Turquía en las últimas semanas: también está restableciendo sus relaciones con Rusia, congeladas desde noviembre, cuando las fuerzas de seguridad turcas derribaron un avión ruso argumentando que no respondió a las advertencias de que había ingresado a espacio aéreo turco. Rusia sostiene que no había ingresado a ese espacio.

Los términos de este acercamiento están menos claros, aunque se sabe que Erdogan envió una carta a su par ruso, Vladimir Putin. El lunes el Kremlin informó que en esa carta Erdogan pedía disculpas a la familia del piloto que falleció en el incidente de noviembre -información que fue confirmada por el portavoz del presidente turco, Ibrahim Kalin-. A su vez, el primer ministro turco, Binali Yildirim, dijo que “en caso de necesidad” Turquía podía pagar una indemnización a la familia del piloto. Pero el martes Yildirim descartó esa posibilidad y también negó que Turquía haya pedido disculpas: dijo que en la carta Erdogan se limitó a “expresar su pesar por el incidente”.

En todo caso, Putin ordenó ayer a los integrantes del gobierno ruso que normalicen las relaciones con Turquía. El primer paso en este sentido se dio ayer: se levantó la medida que prohibía a los operadores turísticos ofrecer destinos en Turquía, que fue el segundo lugar más visitado por los rusos en 2014.

Las autoridades de los dos países informaron que este restablecimiento de relaciones incluye nuevas iniciativas de colaboración en la lucha contra el terrorismo, especialmente en Siria, un país en el que ambos están muy involucrados.

Estos cambios en la política exterior de Turquía no se han limitado a las relaciones internacionales, sino que también abarcaron su involucramiento en el conflicto sirio. Ayer aprobó un incremento de las patrullas de la OTAN que sobrevuelan su frontera con Siria. Cuando el grupo jihadista Estado Islámico (EI) comenzó a dominar territorios en Siria, agencias de seguridad, medios de comunicación y la oposición acusaron al gobierno turco de permitir el paso de milicianos de esa organización de un lado a otro de la frontera y de financiar al grupo mediante la compra de petróleo. Turquía no se preocupó mucho por negar esas informaciones, al tiempo que aprovechaba el conflicto en el país vecino para recrudecer los ataques a los kurdos, tanto de Turquía como de Siria.

Sin embargo, algo cambió en los últimos meses. El punto de quiebre parece haber ocurrido en julio, cuando Turquía se incorporó a la coalición internacional liderada por Estados Unidos que bombardea a EI en Irak y Siria. Pero no se trató sólo de bombardear fuera de fronteras, sino también de lanzar una serie de redadas dentro del país para capturar a presuntos seguidores del grupo jihadista. También apuntó a un mayor control de la frontera para impedir el paso de milicianos, y dispuso el bombardeo sistemático de las zonas dominadas por EI que están cerca de la frontera. Ayer, el Pentágono informó que se redujeron a la mitad los ingresos de EI por venta de petróleo.

Se sospecha que este avance de Turquía contra EI llevó a que este grupo orquestara varios ataques recientes en territorio turco, que se suman a los que llevan adelante los grupos nacionalistas kurdos. Desde el 12 de enero Turquía sufrió seis ataques terroristas que dejaron 132 muertos, muchos de ellos extranjeros.