“Reino Unido dejará la Unión Europea, pero quiero que ese proceso sea lo más constructivo posible y espero que el resultado sea lo más constructivo posible”, dijo ayer en Bruselas el primer ministro británico, David Cameron. “Estos países son nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestros aliados, nuestros socios. Y espero que busquemos la relación más cercana posible en términos de comercio y cooperación y seguridad, porque eso es bueno para nosotros y es bueno para ellos”, agregó el líder conservador. Unos minutos después, se sentó a cenar con varios gobernantes europeos y autoridades del bloque para discutir sobre el proceso de salida que desencadenó la consulta del jueves. Cuando finalizó la reunión, Cameron dijo en conferencia de prensa que entablaron “discusiones muy positivas” y aseguró que su país “no dará la espalda” a Europa.

Unas horas antes de que Cameron aterrizara en Bruselas, el Parlamento Europeo había adoptado una resolución no vinculante en la que insta a Londres a activar la cláusula de salida voluntaria del bloque “lo más rápido posible”. Pero tanto Cameron como otros líderes conservadores mostraron su intención de no apurarse porque, una vez que presenten la petición formal, tienen un plazo de dos años para la salida.

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo desde Bruselas que continuaría considerando a Reino Unido “un amigo y socio”, pero aclaró que no establecerá negociaciones hasta que el país presente su pedido oficial de salida. En tanto, el presidente francés, François Hollande, que pidió una salida “rápida y ordenada” de los británicos, se refirió al daño económico que la decisión ya estaba causando en el país. “Cuando uno ve el estado de Reino Unido hoy [...] no puede evitar pensar que estar en la UE es una bendición”, dijo. Por su parte, el primer ministro holandés, Mark Rutte, dijo que Reino Unido quedó “desordenado” luego del referéndum y que hay que esperar a que se recupere.

Mientras tanto, el Partido Conservador organiza las elecciones internas para designar a quien sustituirá a Cameron como primer ministro. El dirigente renunció a su cargo unas horas después de que se dieran a conocer los resultados del referéndum. En un principio, la designación estaba prevista para el 2 de setiembre, aunque ayer la dirección los tories recomendó retrasarla una semana más para que “se produzca una plena participación de los miembros” del partido. Mañana cerrará el plazo para presentar las candidaturas al cargo de primer ministro. Hasta anoche, nadie había anunciado su postulación, aunque algunos ya dieron pistas. Se espera que en la lista de candidatos figuren el ministro de Trabajo y Pensiones, Stephen Crabb; la ministra del Interior, Theresa May, y el ex alcalde de Londres Boris Johnson. Los dos últimos, que son los favoritos según los medios británicos, encarnan posturas contrarias respecto de la UE. May hizo campaña a favor de la permanencia, aunque con reiteradas críticas a las políticas migratorias del bloque, mientras que Johnson fue una de las caras más visibles de la campaña por el brexit.

El otro líder

El número uno del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, también tiene el viento en contra. Ayer, 172 diputados laboristas que participaron en una moción de confianza no vinculante para tratar de forzar su salida votaron contra el dirigente, que sólo recibió el apoyo de 40 de sus compañeros. El argumento de quienes lo quieren afuera es que Corbyn, históricamente euroescéptico, mantuvo una postura demasiado “tibia” durante la campaña por el referéndum y no logró convencer a sus votantes tradicionales para que apoyaran la permanencia en la UE.

Desde el domingo, cerca de 40 miembros del equipo de Corbyn renunciaron para tratar de forzar su dimisión, después de diez meses al frente del partido. “El referéndum europeo era una prueba a su liderazgo, y creo que Jeremy perdió ese examen. Fue demasiado lento, poco entusiasta en la campaña, y los votantes laboristas, simplemente, no entendieron el mensaje”, argumentó Margaret Hodge, una de las diputadas que el viernes presentaron la moción de confianza.

El siguiente

El Parlamento de Holanda rechazó ayer un pedido para convocar a un referéndum sobre la permanencia del país en la UE, que fue llamado nexit. La moción fue presentada el día después del triunfo del brexit por Geert Wilders, el líder de la formación xenófoba holandesa Partido de la Libertad. Una reciente encuesta concluyó que si la votación por el nexit se llevara a cabo ahora, 43% de los holandeses votaría a favor de abandonar el bloque.

A pesar del rechazo de su bancada, ayer Corbyn dejó claro que no dimitirá. En su opinión, la oposición debe aprovechar la debilidad del Partido Conservador, tras el anuncio de renuncia por parte de Cameron, para “pedir responsabilidades al gobierno, oponerse a la austeridad y marcar un camino de salida [de la UE] que proteja los empleos y los ingresos” de los trabajadores, en vez de decapitar a su propia dirigencia. “Fui elegido democráticamente, por 60% de los miembros y simpatizantes del Partido Laborista, como líder de mi formación, para desarrollar una nueva clase de política, y no los traicionaré dimitiendo. La votación de hoy no tiene ninguna legitimidad constitucional”, dijo Corbyn.

Según una encuesta publicada ayer por la empresa YouGov, 27% de quienes votaron a los laboristas el año pasado no repetirían su voto tras el resultado de la consulta sobre el brexit. El principal partido opositor ya tiene la mirada puesta en las elecciones de 2020. El ex ministro del Interior de Reino Unido David Blunkett opinó ante la prensa local que el partido sería “aniquilado” en las elecciones si Corbyn se mantiene al frente. “No queremos perder un tercio de los diputados laboristas, o incluso más, porque Jeremy Corbyn no está preparado para dimitir y pasar amablemente el liderazgo del partido a alguien que lo pueda dirigir con credibilidad”, opinó.

Efectos secundarios

Otra de las consecuencias del voto a favor de la salida de Reino Unido de la UE fue el aumento de ataques xenófobos en el país desde la misma noche del jueves. El alto comisionado de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al Hussein, se manifestó ayer “profundamente preocupado por los ataques y abusos contra comunidades minoritarias y ciudadanos extranjeros en Reino Unido en los últimos días”. En un comunicado, el representante agrega: “Racismo y xenofobia son completamente inaceptables en cualquier circunstancia. Insto a las autoridades de Reino Unido a que actúen para parar estos actos xenófobos y que se aseguren que todos aquellos sospechosos de racismo y ataques antiextranjeros sean procesados en la Justicia”.

La Policía Metropolitana de Londres confirmó que investiga el origen de unas pintadas xenófobas descubiertas en el edificio de la Asociación Social y Cultural Polaca de la capital. A la vez, examina unas notas distribuidas en los buzones de residentes polacos en la localidad de Huntingdon, que decían: “Salgamos de la UE, no más plagas de polacos”.