Los eventos violentos están poniendo en aprietos al gobierno de Francia, que en los últimos días tuvo que hacer frente a una trifulca entre hinchas ingleses y rusos en el marco de la Eurocopa y a una protesta contra la reforma laboral que derivó en un enfrentamiento con policías.

Alrededor de un millón de personas fueron a la protesta, que se hizo el martes en París. Al cierre del evento, un grupo de jóvenes encapuchados lanzó bombas molotov a policías y luego fue duramente reprimido.

Los sindicatos se desvincularon de estos grupos. “Si no pueden organizar una manifestación y asumir la responsabilidad [...] entonces no organicen más manifestaciones”, dijo el primer ministro Manuel Valls. Por su parte, el presidente François Hollande anunció que “no habrá más autorizaciones de manifestaciones si no se garantizan las condiciones de preservación de bienes y personas”, aunque no aclaró si es una decisión tomada o una advertencia.

Las medidas sindicales contra la reforma laboral no se limitan a las marchas. También incluyen paros temporales que se proponen, entre otras cosas, afectar el normal funcionamiento de la Eurocopa, que comenzó el viernes. En lugar de aflojar la tensión y darle un respiro al gobierno, el torneo futbolístico se convirtió en un nuevo problema para Hollande, ya que se suscitó un conflicto de carácter diplomático.

Nacionalismos en juego

Desde el jueves, día previo al comienzo del torneo, la zona del Puerto Viejo de Marsella está prácticamente vedada para los turistas, debido a los constantes enfrentamientos que se producen entre personas de distintas nacionalidades, mayoritariamente ingleses y rusos, que llegaron a esa ciudad para ver a sus equipos de fútbol. El punto máximo de los choques se produjo el sábado, antes del partido entre Inglaterra y Rusia: volaban vasos y botellas de cerveza, así como sillas y mesas, entre grupos de hombres, muchos de ellos ensangrentados, que se agredían con todo lo que tuvieran a mano. Los disturbios continuaron en el estadio, donde hinchas rusos atravesaron las vallas de seguridad y avanzaron corriendo sobre los ingleses, portando material pirotécnico.

El Comité de Disciplina de la Unión Europea de Fútbol multó a la Federación Rusa de fútbol y le advirtió que la descalificará si vuelve a haber incidentes de este tipo dentro de un estadio. Pero también la Fiscalía francesa actuó: fueron detenidos 43 hinchas rusos a los que se acusa de haber estado involucrados en los disturbios fuera del estadio, y 20 de ellos serán deportados.

Pero el asunto futbolístico-policial se convirtió en diplomático ayer, cuando la cancillería rusa advirtió que la “exacerbación de los ánimos antirrusos” en torno a la selección de ese país “puede dañar considerablemente el ambiente de las relaciones entre Rusia y Francia”. Además, informó la agencia de noticias Efe, la cancillería convocó al embajador de Francia en Moscú para pedirle explicaciones por la detención de los hinchas y transmitirle personalmente esta misma advertencia.