Miles de militantes se concentraron el sábado frente a Aeroparque y en Recoleta para esperar a la ex presidenta Cristina Fernández. La ex presidenta no enumeró las razones por las que visita la capital en la entrevista que dio anoche a C5N, pero recordó que tiene “una vida personal”. Además, dijo que “quería tener una impresión de primerísima mano de lo social” y “hablar con la gente”.
En la entrevista Fernández también cuestionó las bases de las investigaciones judiciales en su contra, y cuando el periodista Roberto Navarro le preguntó si se siente perseguida por el gobierno y la Justicia le respondió: “Yo no siento, yo soy, no es una sensación térmica, es claro y evidente”. El sábado Fernández habló con los militantes tanto en el aeropuerto como frente a su apartamento en Recoleta. Entre otras cosas, dijo: “No voy a salir al balcón a bailar porque la gente tiene muchos problemas como para andar bailando”, en una clara referencia a los festejos de Mauricio Macri cuando asumió la presidencia.
Fernández llega a Buenos Aires en un momento complicado para el kirchnerismo y el Partido Justicialista, del que forma parte. Dos grupos de diputados se escindieron de la bancada kirchnerista en la cámara baja y también hubo una división en la bancada del Parlasur.
Mientras el principal partido opositor atraviesa momentos de crisis, el oficialismo aprovechaba, ayer, las declaraciones que el papa Francisco dio a La Nación en una entrevista con Joaquín Morales Solá. “Yo no tengo ningún problema” con Macri y “la oficina de prensa del Vaticano es el único vocero del papa” fueron las dos frases a las que se aferró el gobierno. “Me alegra que se ratifique lo que vengo diciendo”, dijo Macri acerca de esas declaraciones, que “van a servir para que no haya más intermediarios” en la relación bilateral.