La muerte de dos hombres negros en manos de la Policía esta semana volvió a abrir en Estados Unidos el debate sobre el racismo y la violencia policial contra esta comunidad. El miércoles de noche, Philando Castile falleció en Falcon Heights, Minnesota, cuando un policía le disparó después de obligarlo a que detuviera su auto porque una de las luces estaba rota. La novia de Castile, que iba con él, relató su versión de los hechos en un video que publicó en Facebook. Según la mujer, Castile estaba buscando su billetera para mostrarle al funcionario la cédula de identidad y le advirtió que tenía un arma porque tenía el permiso para portarla. El policía le pidió entonces que pusiera sus manos en la cabeza y le disparó “cuatro o cinco veces”, de acuerdo con el relato de la mujer.
El día anterior, Alton Sterling fue baleado por dos policías en Baton Rouge, Luisiana, mientras vendía cedés en la puerta de un supermercado. Un video grabado con la cámara de un celular muestra cómo los dos funcionarios le dispararon cuando ya estaba inmovilizado en el piso.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo ayer que las muertes de negros en su país “no son hechos aislados”, sino que reflejan “retos más amplios dentro del sistema de justicia criminal”, como “la falta de confianza que existe entre la Policía y muchas de las comunidades a las que sirven”. En un mensaje en Facebook, Obama agregó: “Hemos visto estas tragedias demasiadas veces”.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos y el FBI abrieron una investigación sobre la muerte de Sterling y ayer el gobernador de Minnesota, Mark Dayton, pidió al gobierno que haga lo mismo con el caso de Castile.