“Estoy encantada de anunciar a mi compañero de fórmula, Tim Kaine, un hombre que dedicó su vida a luchar por los demás”, dijo Clinton el viernes en Twitter. Con ese escueto mensaje, la candidata terminó con semanas de incertidumbre y expectativa tanto en el electorado demócrata como en las bases republicanas, que la semana pasada oficializaron la fórmula Donald Trump-Mike Pence. Las candidaturas de Clinton y Kaine se harán oficiales esta semana, en el marco de la Convención Nacional Demócrata que empieza hoy en Filadelfia, en el estado de Pensilvania.
El primer acto de campaña que compartieron los dos candidatos demócratas tuvo lugar el sábado en Florida, uno de los estados con más población hispana del país. “Somos compañeros de alma”, dijo Kaine en español en referencia a Clinton. “Juntos vamos a ganar las elecciones y a hacer avanzar este país”, agregó, en un discurso que fue bilingüe. El candidato se presentó el sábado como un demoledor de “muros” y un constructor de “puentes”, y defendió la diversidad de género, de preferencia sexual y de origen. “Bienvenidos todos. Porque Estados Unidos es de todos”, agregó, dirigiéndose a un público que en su gran mayoría era de origen latino. En esta misma línea, dijo que comparte los “mismos valores” que esta comunidad: “Fe, familia y trabajo”.
Después atacó directamente al rival republicano de Clinton: “¿Quieren un presidente que insulte? ¿O que construya puentes?”. Continuó: “Estados Unidos no se construyó sobre el miedo, se construyó sobre el coraje, la imaginación y una determinación inquebrantable”.
Clinton, por su parte, dijo que esa primera aparición en conjunto fue como “un soplo de aire fresco” luego del mensaje de “miedo, ira y resentimiento” que surgió de la Convención Nacional Republicana. A su compañero de fórmula lo describió como un “optimista implacable” y dijo que es “todo lo que Donald Trump y Mike Pence no son: es alguien calificado para asumir este trabajo y liderar desde el primer día”.
Las palabras de Kaine, que al igual que Clinton es un dirigente vinculado con el establishment político, hicieron especial hincapié en su trayectoria como defensor de los derechos de las minorías y de las mujeres. También se centraron en su figura como uno de los principales impulsores de la reforma migratoria. Hace tres años defendió esa iniciativa en el Senado con un discurso en español que lo convirtió en el primer senador en hablar este idioma en el Congreso. Además, Clinton lo definió con las mismas palabras con las que se define a ella misma: “Un progresista que logra que las cosas se hagan”.
Retrato de Kaine
El elegido de Clinton para la vicepresidencia tiene una larga trayectoria profesional y política. Estudió Derecho en la Universidad de Harvard y después de recibirse ejerció como abogado en materia de derechos civiles hasta 1995, cuando fue elegido concejal de Richmond, la capital de Virginia. Desde entonces, su carrera fue sólo en ascenso: pasó de concejal a alcalde de Richmond, luego se convirtió en el vicegobernador de Virginia y después en el gobernador. En 2012, fue elegido senador de ese estado. En esta última etapa, Kaine tuvo un papel destacado en los intentos de promover una reforma migratoria. Ubicado en el centro del espectro ideológico, el senador defendió varias iniciativas calificadas de progresistas en cuestiones como la inmigración y los derechos de las minorías.
En otras cuestiones, sin embargo, su posición fue más ambigua: en reiteradas ocasiones se mostró contrario a la pena de muerte, aunque, cuando era gobernador de Virginia, firmó 11 sentencias. En cuanto al aborto, Kaine dijo que apoyaba la postura “católica tradicional”, que se opone a esa práctica, aunque aclaró que respetaba el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos.
El legislador también tiene experiencia en política exterior, al haber integrado los comités de Relaciones Exteriores y de Servicios Armados en el Senado. Por ejemplo, tuvo un papel protagónico en la negociación del acuerdo nuclear de Estados Unidos con Irán.
Aunque mantiene un perfil bajo, es conocido por sus posiciones moderadas y su especial sensibilidad hacia América Latina, que en parte surgió cuando, a los 22 años, viajó a Honduras como maestro de escuela en una misión jesuita. Este factor podría ayudarlo a atraer el voto hispano, cada vez más decisivo en las elecciones estadounidenses.
Kaine, a quien definen como un “católico del papa Francisco” por sus ideas de justicia social y su empatía con los inmigrantes, también puede generar adhesiones entre los conservadores que no quieren votar a Trump y entre los votantes religiosos.
El voto católico está repartido entre republicanos y demócratas. Entre los hispanos católicos, 77% apoya a Clinton en las elecciones de noviembre y 16% prefiere a Trump, según datos del Pew Research Center de Washington. Entre los católicos que no son hispanos, en cambio, 50% apoya a Trump y 46% a Clinton. Sumar a Kaine a la papeleta podría revertir estos últimos porcentajes a favor de la ex secretaria de Estado.
Clinton eligió a Kaine de una lista que incluía a los candidatos liberales Elizabeth Warren y Cory Booker, así como a los políticos hispanos Julián Castro y Thomas Pérez. La decisión final de Clinton no fue aplaudida por todos los demócratas.
Muy en el centro
La voz que sonó más fuerte contra la elección de Kaine fue la del rival de Clinton en las elecciones primarias, Bernie Sanders. El senador de Vermont dijo ayer en el canal NBC que Clinton tendría que haber elegido a un compañero más progresista, como la senadora Warren. “¿Habría preferido ver a Clinton elegir a alguien como Elizabeth Warren? Sí, definitivamente”, insistió Sanders. Después elogió -a medias- a Kaine, a quien describió como un hombre “agradable” y “muy inteligente”. En otra entrevista, en la cadena CNN, Sanders dijo que los “puntos de vista políticos” de Kaine son diferentes de los suyos, sobre todo porque el senador de Virginia es “más conservador”.
Sanders lanzó esos comentarios después de que los seguidores de su “revolución política” expresaran en las redes sociales su decepción por la elección de Kaine, sugiriendo que Clinton pasó por alto la opinión del ala más izquierdista del partido.
Trump, por su parte, dijo el sábado, luego del acto de los demócratas, que Kaine “es, y siempre ha sido, propiedad de los bancos”. Sobre la fórmula completa, agregó: “Estado Islámico y nuestros otros enemigos están babeando. ¡No me parecen presidenciales!”.