Tres policías estadounidenses murieron ayer y otros fueron heridos en un tiroteo que ocurrió cerca de una comisaría en Baton Rouge, en el estado de Luisiana. El atacante, un ex marine de 29 años identificado como Gavin Long, murió en el intercambio de disparos con la Policía. Las autoridades no dieron detalles sobre los motivos del ataque, que ocurrió en la misma ciudad en la que dos policías mataron a un joven negro hace más de una semana. Esa muerte y otra similar que tuvo lugar un día después generaron una oleada de protestas contra la violencia policial hacia los afrodescendientes. También sirvió de motor para que un hombre negro matara en la misma semana a cinco policías blancos en Dallas. El tiroteo de ayer, según la Policía, ocurrió 25 minutos después de una llamada que informó sobre la presencia de un hombre armado. Cuando los policías llegaron al lugar, el hombre comenzó a disparar, por lo que consideran que pudo tratarse de una emboscada.
El presidente Barack Obama condenó el tiroteo en una declaración desde la Casa Blanca: “Por segunda vez en dos semanas, policías que arriesgan su vida por nosotros y que estaban haciendo su trabajo fueron asesinados en un ataque cobarde y reprensible”. Dijo que “no hay justificación posible para la violencia contra policías” y que estos ataques “no arreglan errores” y “no impulsan ninguna causa”.