“Bienvenidos a la Convención Nacional Republicana de 2016”, dijo ayer al mediodía el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Preibus, y con un golpe de martillo dejó inaugurada la reunión. La convención se desarrolla en el Quicken Loans Arena, en el centro de Cleveland, y tiene dos objetivos principales: definir el programa del partido y nominar al candidato republicano a la Casa Blanca, que en noviembre se enfrentará a la demócrata Hillary Clinton.

El encuentro de los conservadores reúne a unas 50.000 personas, de las cuales 15.000 son periodistas y 5.000 son los delegados que se encargarán de formalizar el jueves la designación de Trump como candidato a la presidencia. Los debates de la jornada de ayer tuvieron lugar bajo la consigna “Hacer que Estados Unidos sea seguro de nuevo” y se centraron en cuestiones de seguridad. Entre los oradores del día figuraba la esposa de Trump, Melania, que tenía la difícil tarea de atraer el voto femenino, un terreno en el que Clinton tiene amplia ventaja.

Después del golpe de martillo, Preibus pidió un minuto de silencio para recordar a los cinco policías asesinados en Dallas hace diez días y a los tres que murieron el domingo en Baton Rouge. Los dos ataques fueron consumados por afrodescendientes, en un contexto de protestas contra la violencia racial por las muertes de civiles negros a manos de funcionarios policiales en los días anteriores.

Con esta situación en mente, y adelantándose a una serie de manifestaciones que convocaron varios colectivos mediante redes sociales, las autoridades de Cleveland reforzaron las medidas de seguridad para la convención, que está blindada por más de 3.000 policías. Además, se establecieron áreas limitadas para las personas que quieran manifestarse, ubicadas a varias cuadras del Quicken Loans Arena, según informa el diario The New York Times.

En esas zonas está prohibido entrar con botellas de vidrio, latas y otros objetos cortantes, aunque la lista es mucho más larga -e incluye hasta elementos de plástico-, según consignan medios estadounidenses. Sin embargo, sí está permitido llevar armas, según establece la ley del estado de Ohio. El domingo, tras la muerte de los tres funcionarios en Baton Rouge, el sindicato de policías de Cleveland solicitó al gobernador de Ohio, John Kasich, que prohibiera el porte de armas durante los cuatro días que dura el evento. La respuesta, que provino de un portavoz de Kasich, fue que el gobernador no tiene poder para suspender leyes. Las armas, entonces, sólo están prohibidas en el edificio de la convención. “No me importa el precedente legal; siento que nuestros líderes deben defender a los funcionarios policiales”, dijo a la agencia Reuters Steve Loomis, líder del sindicato de policías de Cleveland.

Un par de horas antes de que se inaugurara la convención, cientos de activistas contrarios a Trump ya estaban aglomerados en la plaza pública del centro de la ciudad, en medio de cantos y carteles que condenaban al candidato republicano. “Esta no es una de las manifestaciones más grandes del mundo, pero reúne a activistas reales con luchas reales”, dijo a The New York Times Mick Kelly, integrante de la Coalición para Frenar a Trump. Agregó que entre los participantes de la protesta había defensores de los derechos de los homosexuales y de los inmigrantes, y activistas contra el poder de las grandes corporaciones.

Está previsto que las protestas continúen hasta el jueves. La agencia de noticias Efe informó que un grupo de simpatizantes de Trump se concentró a orillas del río Cuyahoga, símbolo de Cleveland, para demostrar el apoyo al empresario entre tantas manifestaciones en su contra. Puertas adentro, el grupo de republicanos “rebeldes” reunidos en la facción Never Trump intentó hasta el último momento cambiar las reglas de la convención para evitar la nominación del empresario.

Freno frustrado

Desde marzo, los integrantes del grupo Never Trump pelearon por una “convención abierta”, que sólo era posible si Trump llegaba a Cleveland sin la mayoría de votos necesaria para ser proclamado candidato. Sin embargo, la matemática estuvo a favor del empresario. Eso no los detuvo: respaldados por donantes, los nevertrumpers -como los llaman los medios locales- se organizaron para tratar de cambiar las reglas de la convención y que cada delegado no estuviera obligado a votar al candidato elegido en las primarias de su estado. Pero también se enfrentaron con un muro: la semana pasada, el comité de la convención republicana votó y la propuesta quedó derribada por 87 votos en contra y sólo 12 a favor.

Ayer, en el medio de la convención, se repitió el pedido de que cada estado votara independientemente de los resultados de las elecciones primarias, y los responsables volvieron a rechazarlo. El congresista Steve Womack, entonces, accedió a un voto por aclamación: los “sí” resonaron tanto como los “no”. Aun así, la presidencia de la convención determinó que se imponía la voluntad de quienes pedían que los delegados votaran según los resultados de las primarias.

Ante esta decisión, representantes de nueve estados pidieron que se pasara a una votación a mano alzada, pero en el último minuto tres retiraron esa petición, y quedaron seis, un número que está por debajo del mínimo (de siete estados) necesario para forzar esa forma de votar. Varios delegados tiraron sus credenciales al piso, en señal de protesta. “Lo único que pedíamos era que cada estado decidiera su disciplina. Al parecer era demasiado”, dijo el ex fiscal general de Virginia Ken Cucinelli. Agregó: “Si las reglas no importan, ¿para qué dedicamos tanto tiempo a escribirlas?”.

La convención que empezó ayer, y que promete ser una de las menos convencionales en la historia del partido, no contará con la presencia de los Bush -los únicos ex presidentes republicanos vivos- ni de los senadores Mitt Romney y John McCain, considerados “pesos pesados” del partido. Tampoco acudirá el senador Marco Rubio, que compitió con Trump en las primarias y fue uno de los últimos en retirarse de la contienda.

El cronograma prevé para hoy la intervención del presidente de la Cámara de Diputados estadounidense, Paul Ryan, y para mañana el discurso del candidato republicano a la vicepresidencia, Mike Pence. El jueves, Trump se subirá al escenario para asumir oficialmente la nominación.