“Yarablus ha sido completamente tomada y liberada del control de Estado Islámico”, dijo una fuente del gobierno turco citada por la agencia oficial de noticias AA. Ayer de madrugada, las Fuerzas Armadas de Turquía, que cuentan con el respaldo de Estados Unidos, iniciaron una operación por tierra y mar para reconquistar la ciudad siria de Yarablus, en la frontera turco-siria. Se trata del último bastión del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en la zona. Sin embargo, la iniciativa militar persigue objetivos a varias bandas; el principal consiste en evitar que la ciudad sea conquistada por las milicias kurdas y de esa forma se forme un “corredor” kurdo en la zona.

La agencia AA, citada por El País de España, reproduce declaraciones de un alto funcionario de Turquía que indican que la operación pretendía “limpiar la frontera turca de grupos terroristas, ayudando a mejorar la seguridad fronteriza”. La misma fuente aclara que otros objetivos de la incursión militar turca son impedir una nueva oleada migratoria hacia el país y “facilitar la distribución de ayuda a los refugiados”. Pero quien más claro explicó las intenciones fue el propio presidente turco, Recep Tayip Erdogan, quien reconoció que se buscaba evitar que la población fuera liberada por las milicias kurdas y que eso les permitiera crear un “corredor kurdo” a lo largo de la frontera turco-siria. “Nuestro ejército ha iniciado esta operación dirigida contra los grupos que nos amenazan, Daesh [EI] y PYD [el principal partido kurdo de Siria, que dirige las milicias YPG]”, dijo Erdogan en una intervención pública.

Aparentemente la operación en Yarablus es el primer paso de un anunciado plan turco de crear una zona de seguridad para evitar que EI controle la frontera turco-siria y que las milicias kurdas de las YPG tomen esta región, de mayoría árabe y turcomana. El ataque buscaba abrir el paso a las fuerzas rebeldes sirias a las que apoyan Turquía y Estados Unidos, para que penetraran por tierra y tomaran Yarablus, la última ciudad controlada por EI.

Semanas atrás, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), una coalición kurdo-árabe liderada por las YPG, habían atravesado el río Éufrates, también con el apoyo de Estados Unidos, para conquistar la localidad de Manbij, ubicada a sólo 38 kilómetros de Yarablus. En esa oportunidad, el gobierno turco había asegurado que Estados Unidos le había prometido que los kurdos se retirarían luego al este del Éufrates una vez liberada Manbij, algo que no sucedió. Por el contrario, la milicia kurdo-árabe continuó avanzando, lo que habría convencido a Erdogan de la necesidad de intervenir en Yarablus. “Hemos dicho muy claramente que esas fuerzas deben volver a cruzar el río” hacia al este, declaró ayer el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, al llegar a Ankara en visita oficial, respecto de la coalición de las SDF.

Tras 12 horas de asedio turcoestadounidense, el gobierno sirio de Bashar al Assad calificó la ofensiva de una “violación flagrante de la soberanía” y pidió su cese inmediato. “La lucha antiterrorista sobre el terreno sirio de cualquier parte tiene que coordinarse con el gobierno y el ejército sirios”, dijo una fuente del Ministerio de Asuntos Exteriores a la agencia de noticias oficial SANA. El artículo de El País especula que ante el no pronunciamiento del gobierno de Rusia, aliado de Bashar al Assad, es probable que Erdogan haya avisado previamente a su homólogo Vladimir Putin. Luego de esas primeras 12 horas de actividad militar, más de un centenar de objetivos de EI habrían sido “neutralizados” mediante los bombardeos y el fuego de artillería, y unos 46 militantes de la organización yihadista habrían muerto, según la agencia turca DHA.