Después de varias idas y vueltas, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, finalmente anunció que su partido “está abierto” a votar a favor de la reelección de Rajoy. Pero con una condición: que, a cambio del respaldo, el PP acepte incluir en su plan de gobierno seis reformas en materia de “regeneración” democrática y lucha contra la corrupción.

El partido de Rivera pide que ningún funcionario público que esté imputado mantenga puestos en el gobierno o tenga escaños en el Parlamento, la entrada en vigor de una nueva Ley Electoral y ponerle fin a los indultos en casos de corrupción política. También exige limitar los mandatos a ocho años (dos períodos de gobierno) y crear estrategias para lograr una mayor transparencia. Para esto último, el partido de derecha propone la creación de una comisión que investigue la supuesta financiación irregular del PP. Finalmente, Ciudadanos exige la eliminación de los fueros que tienen los titulares de cargos electivos en caso de que tengan que enfrentarse a la Justicia.

La lista de demandas llegó a manos de Rajoy la semana pasada, y se espera que anuncie su decisión el miércoles. Rivera también exigió al mandatario en funciones que fije “fecha y hora” para la sesión de investidura, algo que el presidente mantiene en suspenso desde que aceptó el encargo del rey Felipe de Borbón de intentar formar gobierno.

Si finalmente Ciudadanos apoyara a Rajoy, el líder del PP contaría con un total de 169 votos a favor, lo que lo dejaría a siete votos de los 176 que necesita para ser reelegido en una primera votación. En una segunda, le basta la mayoría simple.

En este escenario, aumenta la presión sobre el PSOE, que, con 85 escaños, mantiene su voto negativo. El PP y Ciudadanos piden la abstención de los socialistas para desbloquear la situación política y evitar una tercera elección.

Ayer, en un acto en San Sebastián, el vicesecretario de Organización del PP, Pablo Casado, pidió al líder del PSOE, Pedro Sánchez, que facilite la investidura de Rajoy, lo que, en su opinión, sería anteponer los intereses de España a “los de su partido”, a “los suyos propios”. Casado dijo que el resultado de las elecciones de junio revela que los españoles quieren al PP en el gobierno y pidió a Sánchez que no opte por la “alternativa Frankenstein”, como denominó a un posible acuerdo del PSOE con Podemos e Izquierda Unida. Casado también aprovechó para elogiar a Rivera por la iniciativa de presentar condiciones de negociación al PP.

Rivera, por su parte, aconsejó a los miembros del PSOE que piensen “más en su país que en quién lidera su partido”, para que juntos, y desde la oposición, puedan “desempeñar un papel clave para la estabilidad y el progreso de España”. Lo dijo en un artículo titulado “A mis compatriotas socialistas”, publicado ayer en el diario madrileño El País. El líder de Ciudadanos reconoce que a su formación “no le gusta el actual gobierno” y tampoco cree que Rajoy sea “la persona adecuada para liderar una nueva etapa”, pero explicó que lo respalda porque “es imprescindible que la legislatura y el país se pongan en marcha, atendiendo al resultado electoral del 26 de junio”.

El PSOE, sin embargo, insiste en que no será responsable de mantener a Rajoy en el poder y el viernes lo dejó claro, cuando su bancada presentó en la Cámara de Diputados una iniciativa que propone crear una comisión parlamentaria para investigar los distintos casos de corrupción que golpean al PP desde hace varios años. El PSOE pide explicaciones a 21 dirigentes del PP que participaron en la financiación del partido, en una lista encabezada por el propio Rajoy.

Miembros socialistas dijeron al periódico digital eldiario.es que “la petición de comisión de investigación” es “un gesto sin marcha atrás y un mensaje inequívoco de que nadie va a mover al PSOE del No a Rajoy”. El primer partido en pronunciarse sobre la solicitud del PSOE fue Podemos. Su diputada Carolina Bescansa anunció que están dispuestos a apoyar la creación de la comisión.

Rajoy, que está en plenas vacaciones de verano, no hizo declaraciones sobre este tema, aunque ayer cuando la prensa le preguntó sobre la posibilidad de convocar nuevas elecciones dijo: “Sería una magnífica forma de que todos hiciéramos el ridículo”.

Mientras tanto varias voces siguen defendiendo la posibilidad de una alternativa de izquierda, en la que PSOE y Unidos Podemos (la alianza formada por Izquierda Unida y Podemos) sumen fuerzas con partidos independentistas catalanes y vascos para formar un gobierno. En todos estos sectores hay al menos algunos dirigentes dispuestos a explorar ese camino.

El fin de semana también abogó por esta posibilidad la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, electa por Barcelona en Comú. “Necesitamos un gobierno diferente por el bien de todos, y los que tienen la posibilidad de conseguirlo han de trabajar para hacerlo posible”, dijo. En su opinión, “la situación ya se ha alargado demasiado y el PSOE debería ser más activo en intentar generar mayorías alternativas”. También José Antonio Pérez Tapias, integrante del Comité Federal del PSOE, pidió públicamente el fin de semana que Sánchez diera “una esperanza para una salida” y consideró que votar contra la investidura de Rajoy no implica necesariamente nuevas elecciones. “Para que no se transmita la sensación de resignación y de cierto fatalismo de que sólo puede gobernar el PP es preciso abrir la brecha de que existen otras posibilidades”, dijo.